Cantonuevo
15 abril 2011, 02:32
La muerte no va conmigo
http://i1127.photobucket.com/albums/l625/jmm00044/11/11001/11001001/R-3497582-1332778173.jpeg.jpg
Sobre Patricio Manns, y también acerca de algunas de las canciones de este archivo, decía el musicólogo británico Mike González profesor de la Universidad de Glasgow, a fines de la década del ‘80: “Desconcertantes, fascinantes, y a ratos estimulantes, las canciones de Patricio Manns estallan en torrentes e imágenes. Es difícil en un comienzo saber como interpretar estos himnos apasionados de temperamento extravagante y visión personal. Las imágenes de las canciones se cruzan y entrelazan, fertilizándose mutuamente y funcionando en cierta medida por acumulación. La mujer campesina, tan tiernamente celebrada en la canción a su madre -La canción que te debo- , es recordada en su carácter amplio y compasivo que es el propio, carácter que es tanto el contexto de la historia como un colaborador con los seres humanos que labran en las montañas y en la tierra un lugar para vivir y trabajar. Es el carácter celebrado por Pablo Neruda en el profundo panorama histórico de El Canto General.
Para el crítico que escribe, al menos el trabajo de Patricio Manns es de ese nivel; pese a ello, es uno de los cantautores menos conocidos de América Latina. La desatención en que se halla es inmerecida, pero explicable. Si bien en su trabajo y en su posición política Manns es claro e intransigente, las imágenes densas de sus canciones, los enfrentamientos en sus versos entre sueños y descripciones, le hacen difícil de repetir o reproducir. Pero esa dificultad es también su fuerza: el mundo futuro y la lucha actual, para los que Manns escribe, son complejos y abundantes. Así pues, las preocupaciones limitadas a una batalla inmediata deben ser defendidas en nombre de un mundo rico y amplio por venir.
La popularidad de Manns en Chile, tiene que ver, en parte, con su permanente influencia sobre el movimiento de la Nueva Canción Chilena, y en parte con su resuelta historia personal. Pero Manns da acceso también al lirismo cerrado de su poesía a través de la música, sacada generalmente de las tradiciones de la balada popular o la danza folclórica. Como auditor, usted responde al vehículo musical, repite y canta y está constantemente sorprendido con su propia tolerancia frente a los conceptos paradojales y poéticos del fondo del poema.
Manns es un poeta militante. La nostalgia es a menudo un tema central, el tema del exilio -como en su obra maestra Cuando me acuerdo de mi país (grabada en Canción sin Limites, Le chant du monde LDX 7469). Pero ni siquiera esas canciones se limitan a la contemplación o el pesar. Ellas lloran el exilio, pero buscan activamente los caminos del retorno y proclaman el derecho inalienable de quienes han trabajado la tierra a volver a ser dueños de ella ya que Manuel Rodríguez “pondrá (la patria) en pie / doblegando la noche sin gloria”. Esta idea se repite a lo largo de varias canciones de esta colección.
La afirmación colectiva de La muerte no va conmigo, la emoción romántica de la Elegía para una muchacha roja y el erotismo triste del amante esperando a Josefina, que ha desaparecido (con la implicancia siniestra que esta palabra ha adquirido en el contexto de América Latina en Desaparición de Josefina. Pero su epifanía es la declaración gloriosamente visionaria del Concierto de Trez Vella.
Es esta reunión de la experiencia personal más íntima con el movimiento de la historia y la política lo que ubica sus obras entre lo primerísimo del arte político. Es un encuentro pleno de paradojas y contradicciones, triste, a veces desconcertante. Pero es siempre dramático, siempre intenso y su conclusión es siempre que por la lucha en el corazón del mundo viejo surge un mundo nuevo.
En cierta forma la música y las palabras son las protagonistas el drama. La guitarra baila alrededor d las palabras, más que simplemente acompañarlas; la música irrumpe, argumenta -el saxo en Escenas del olvido en Valparaíso, la quena en La muerte no va conmigo y la voz de cantor profunda e intensa de Manns ofrece una respuesta, una respuesta ingeniosa. A veces esta respuesta es pasión, a veces emoción, a veces erotismo, a veces humor. Es así como al final está el Can Can del Piojo, que puede ser la mejor y más frecuentemente recordada. Es una canción subversiva en su lenguaje e imagen, tocada con el oído y el ojo, transformándola más insignificante de las acepciones en el comienzo de todo un vocabulario de lucha y resistencia. Cada verso se inicia con un prolongado “Sin respeto” de las normas, la prudencia, la versión oficial. Y de una canción traviesa optimista, de un estilo casi infantil, la canción el piojo se convierte en un llamado a manifestarse y en una introducción a la marcha que llama al auditor a renovar la batalla contra Pinochet y los terroristas militares del Estado chileno, no más que piojos que deben ser borrados por un movimiento alentado y despertado por un poeta revolucionario cuyas palabras y cuya música son el tipo más creativo de subversión”.
Este texto apareció en la Revista Araucaria de Chile, No. 41, 1988. Madrid, España y en Popular Music, Latin American Issue. Cambridge University Press, 1987. England.
La obra que está en el archivo pertenece a la época del exilio y es representativa también de la ligazón entre Patricio Manns e Inti-Illimani, cuyos caminos fueron en muchos momentos paralelos. Todos los temas fueron compuestos por el Pato, excepto el que da nombre a la obra, en el que la letra le pertenece pero la música es de Horacio Salinas.
Fue grabado en 1985, en los Estudios Forum (Roma) y editado al año siguiente por Aconcagua (Suiza),.Fedisco (Ecuador) y Alerce (Santiago, Chile).
La presentación del cassette chileno del que salió este ripeo la realizó el gran poeta chileno Raúl Zurita Canessa, quien llegó a obtener el Premio Nacional de Literatura, y dice así: “Escribir sobre PATRICIO MANNS es escribir sobre la figura cultural viva más extraordinaria de mi país. Si uno ama a su país –con todo su dolor- tendrá que amar a PATRICIO MANNS.
Él ha fundido la poesía, el canto y el amor en la forma más alta de poesía que yo ahora conozca.
Este cassette es ya de otro mundo.
Sus letras están tan afincadas en lo que nosotros –aunque con las pupilas empañadas- vemos o queremos ver que parecieran que pertenecen al otro mundo, pero no.
Nos encontramos con las canciones de PATRICIO MANNS como “La Balada de los Amantes de Tavernay”, “Escenas del olvido en Valparaíso”, en fin, y ese verdadero himno que es “Elegía para una muchacha roja”, y el mundo se nos ordena de nuevo.
Es duro vivir, recordar y luchar.
Pero la poesía de la obra de PATRICIO nos hace más humanos y más hermosos.
Qué queda sino agradecerle.
Nadie que escuche puede negar este triunfo de la poesía, porque eso, ahora, es un triunfo de nuestra vida”.
Los temas son:
01. La muerte no va conmigo
02. Escenas del olvido en Valparaíso
03. Can Can del piojo
04. La canción que te debo
05. Elegía para una muchacha roja
06. Balada de los amantes del camino de Tavernay
07. Desaparición de Josefina
08. Concierto de Trez Vella
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Tamaño del archivo: rar (329.95 MB)
Calidad de ripeo: FLAC
http://i1127.photobucket.com/albums/l625/jmm00044/11/11001/11001001/R-3497582-1332778173.jpeg.jpg
Sobre Patricio Manns, y también acerca de algunas de las canciones de este archivo, decía el musicólogo británico Mike González profesor de la Universidad de Glasgow, a fines de la década del ‘80: “Desconcertantes, fascinantes, y a ratos estimulantes, las canciones de Patricio Manns estallan en torrentes e imágenes. Es difícil en un comienzo saber como interpretar estos himnos apasionados de temperamento extravagante y visión personal. Las imágenes de las canciones se cruzan y entrelazan, fertilizándose mutuamente y funcionando en cierta medida por acumulación. La mujer campesina, tan tiernamente celebrada en la canción a su madre -La canción que te debo- , es recordada en su carácter amplio y compasivo que es el propio, carácter que es tanto el contexto de la historia como un colaborador con los seres humanos que labran en las montañas y en la tierra un lugar para vivir y trabajar. Es el carácter celebrado por Pablo Neruda en el profundo panorama histórico de El Canto General.
Para el crítico que escribe, al menos el trabajo de Patricio Manns es de ese nivel; pese a ello, es uno de los cantautores menos conocidos de América Latina. La desatención en que se halla es inmerecida, pero explicable. Si bien en su trabajo y en su posición política Manns es claro e intransigente, las imágenes densas de sus canciones, los enfrentamientos en sus versos entre sueños y descripciones, le hacen difícil de repetir o reproducir. Pero esa dificultad es también su fuerza: el mundo futuro y la lucha actual, para los que Manns escribe, son complejos y abundantes. Así pues, las preocupaciones limitadas a una batalla inmediata deben ser defendidas en nombre de un mundo rico y amplio por venir.
La popularidad de Manns en Chile, tiene que ver, en parte, con su permanente influencia sobre el movimiento de la Nueva Canción Chilena, y en parte con su resuelta historia personal. Pero Manns da acceso también al lirismo cerrado de su poesía a través de la música, sacada generalmente de las tradiciones de la balada popular o la danza folclórica. Como auditor, usted responde al vehículo musical, repite y canta y está constantemente sorprendido con su propia tolerancia frente a los conceptos paradojales y poéticos del fondo del poema.
Manns es un poeta militante. La nostalgia es a menudo un tema central, el tema del exilio -como en su obra maestra Cuando me acuerdo de mi país (grabada en Canción sin Limites, Le chant du monde LDX 7469). Pero ni siquiera esas canciones se limitan a la contemplación o el pesar. Ellas lloran el exilio, pero buscan activamente los caminos del retorno y proclaman el derecho inalienable de quienes han trabajado la tierra a volver a ser dueños de ella ya que Manuel Rodríguez “pondrá (la patria) en pie / doblegando la noche sin gloria”. Esta idea se repite a lo largo de varias canciones de esta colección.
La afirmación colectiva de La muerte no va conmigo, la emoción romántica de la Elegía para una muchacha roja y el erotismo triste del amante esperando a Josefina, que ha desaparecido (con la implicancia siniestra que esta palabra ha adquirido en el contexto de América Latina en Desaparición de Josefina. Pero su epifanía es la declaración gloriosamente visionaria del Concierto de Trez Vella.
Es esta reunión de la experiencia personal más íntima con el movimiento de la historia y la política lo que ubica sus obras entre lo primerísimo del arte político. Es un encuentro pleno de paradojas y contradicciones, triste, a veces desconcertante. Pero es siempre dramático, siempre intenso y su conclusión es siempre que por la lucha en el corazón del mundo viejo surge un mundo nuevo.
En cierta forma la música y las palabras son las protagonistas el drama. La guitarra baila alrededor d las palabras, más que simplemente acompañarlas; la música irrumpe, argumenta -el saxo en Escenas del olvido en Valparaíso, la quena en La muerte no va conmigo y la voz de cantor profunda e intensa de Manns ofrece una respuesta, una respuesta ingeniosa. A veces esta respuesta es pasión, a veces emoción, a veces erotismo, a veces humor. Es así como al final está el Can Can del Piojo, que puede ser la mejor y más frecuentemente recordada. Es una canción subversiva en su lenguaje e imagen, tocada con el oído y el ojo, transformándola más insignificante de las acepciones en el comienzo de todo un vocabulario de lucha y resistencia. Cada verso se inicia con un prolongado “Sin respeto” de las normas, la prudencia, la versión oficial. Y de una canción traviesa optimista, de un estilo casi infantil, la canción el piojo se convierte en un llamado a manifestarse y en una introducción a la marcha que llama al auditor a renovar la batalla contra Pinochet y los terroristas militares del Estado chileno, no más que piojos que deben ser borrados por un movimiento alentado y despertado por un poeta revolucionario cuyas palabras y cuya música son el tipo más creativo de subversión”.
Este texto apareció en la Revista Araucaria de Chile, No. 41, 1988. Madrid, España y en Popular Music, Latin American Issue. Cambridge University Press, 1987. England.
La obra que está en el archivo pertenece a la época del exilio y es representativa también de la ligazón entre Patricio Manns e Inti-Illimani, cuyos caminos fueron en muchos momentos paralelos. Todos los temas fueron compuestos por el Pato, excepto el que da nombre a la obra, en el que la letra le pertenece pero la música es de Horacio Salinas.
Fue grabado en 1985, en los Estudios Forum (Roma) y editado al año siguiente por Aconcagua (Suiza),.Fedisco (Ecuador) y Alerce (Santiago, Chile).
La presentación del cassette chileno del que salió este ripeo la realizó el gran poeta chileno Raúl Zurita Canessa, quien llegó a obtener el Premio Nacional de Literatura, y dice así: “Escribir sobre PATRICIO MANNS es escribir sobre la figura cultural viva más extraordinaria de mi país. Si uno ama a su país –con todo su dolor- tendrá que amar a PATRICIO MANNS.
Él ha fundido la poesía, el canto y el amor en la forma más alta de poesía que yo ahora conozca.
Este cassette es ya de otro mundo.
Sus letras están tan afincadas en lo que nosotros –aunque con las pupilas empañadas- vemos o queremos ver que parecieran que pertenecen al otro mundo, pero no.
Nos encontramos con las canciones de PATRICIO MANNS como “La Balada de los Amantes de Tavernay”, “Escenas del olvido en Valparaíso”, en fin, y ese verdadero himno que es “Elegía para una muchacha roja”, y el mundo se nos ordena de nuevo.
Es duro vivir, recordar y luchar.
Pero la poesía de la obra de PATRICIO nos hace más humanos y más hermosos.
Qué queda sino agradecerle.
Nadie que escuche puede negar este triunfo de la poesía, porque eso, ahora, es un triunfo de nuestra vida”.
Los temas son:
01. La muerte no va conmigo
02. Escenas del olvido en Valparaíso
03. Can Can del piojo
04. La canción que te debo
05. Elegía para una muchacha roja
06. Balada de los amantes del camino de Tavernay
07. Desaparición de Josefina
08. Concierto de Trez Vella
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Calidad de ripeo: FLAC