jmm00044
19 junio 2011, 10:42
Los juegos y los hombres - Roger Caillois
http://i1127.photobucket.com/albums/l625/jmm00044/nuevo/244_juegos_hombre_foce.jpg
Tradicionalmente considerado sinónimo de frivolidad por ser una actividad gratuita, el juego comenzó a ser reconocido como factor decisivo en el desarrollo de la civilización a partir de los trabajos publicados por Huizinga en los años treinta, especialmente el Homo Ludens. Desde entonces, psicólogos e historiadores no han cesado de descubrir aspectos insospechados en esta actividad de apariencia inocente.
El autor intenta una empresa audaz: proponer una sociología a partir de los juegos. En efecto, los juegos disciplinan los instintos, pues son, por un lado, espacio para el placer y la inversión, y por otro, acatamiento de una serie de restricciones. Al proporcionar un modelo controlado de la realidad, permiten el aprendizaje, no de un oficio o de una actividad específica sino de las virtudes necesarias para afrontar pruebas posteriores. Cada uno de ellos estimula el desarrollo de una facultad distinta: hay juegos de azar, de competencia, de simulacro y de vértigo. Las sociedades fascinadas por juegos de simulacro y vértigo juegan en realidad a la enajenación de la personalidad y permanecen estancadas, pero los juegos de competencia y azar acompañan al establecimiento de la civilización.
zip 12,1 mbs pdf 167 paginas
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Tradicionalmente considerado sinónimo de frivolidad por ser una actividad gratuita, el juego comenzó a ser reconocido como factor decisivo en el desarrollo de la civilización a partir de los trabajos publicados por Huizinga en los años treinta, especialmente el Homo Ludens. Desde entonces, psicólogos e historiadores no han cesado de descubrir aspectos insospechados en esta actividad de apariencia inocente.
El autor intenta una empresa audaz: proponer una sociología a partir de los juegos. En efecto, los juegos disciplinan los instintos, pues son, por un lado, espacio para el placer y la inversión, y por otro, acatamiento de una serie de restricciones. Al proporcionar un modelo controlado de la realidad, permiten el aprendizaje, no de un oficio o de una actividad específica sino de las virtudes necesarias para afrontar pruebas posteriores. Cada uno de ellos estimula el desarrollo de una facultad distinta: hay juegos de azar, de competencia, de simulacro y de vértigo. Las sociedades fascinadas por juegos de simulacro y vértigo juegan en realidad a la enajenación de la personalidad y permanecen estancadas, pero los juegos de competencia y azar acompañan al establecimiento de la civilización.
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