jmm00044
21 julio 2011, 18:06
Caballeros de la Vera Cruz - David Camus
http://i1127.photobucket.com/albums/l625/jmm00044/nuevo/CABALLEROS.jpg
Dios tenía un hijo, y ese hijo murió. Lo clavaron en una cruz y murió. Esta es la
historia de esa cruz y del hombre que partió en su busca en el año de gracia de 1187.
Después de la Crucifixión, nadie se había preocupado de la Vera Cruz. Hasta el
año 312, cuando Constantino, en vísperas de la batalla del Puente Milvio, vio en
sueños una gran cruz de fuego. «In hoc signo vinces», le murmuró el arcángel Gabriel.
Constantino lo escuchó, colocó esta divisa y esta cruz sobre los escudos de sus
soldados y consiguió la victoria. En 326, santa Elena, la madre de Constantino,
realizó un viaje de peregrinación a Jerusalén para buscar el objeto que había soñado
su hijo. De nuevo se apareció Gabriel y dijo a Elena mientras dormía: «Cava bajo el
Gólgota y encontrarás la Vera Cruz». Elena hizo lo que el arcángel le había ordenado
y desenterró el madero en el que Cristo había sido crucificado. Tras el hallazgo de la
Santa Cruz, Constantino envió a sus mejores arquitectos a Jerusalén para ofrecerle el
más hermoso de todos los relicarios: la iglesia del Santo Sepulcro...
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Dios tenía un hijo, y ese hijo murió. Lo clavaron en una cruz y murió. Esta es la
historia de esa cruz y del hombre que partió en su busca en el año de gracia de 1187.
Después de la Crucifixión, nadie se había preocupado de la Vera Cruz. Hasta el
año 312, cuando Constantino, en vísperas de la batalla del Puente Milvio, vio en
sueños una gran cruz de fuego. «In hoc signo vinces», le murmuró el arcángel Gabriel.
Constantino lo escuchó, colocó esta divisa y esta cruz sobre los escudos de sus
soldados y consiguió la victoria. En 326, santa Elena, la madre de Constantino,
realizó un viaje de peregrinación a Jerusalén para buscar el objeto que había soñado
su hijo. De nuevo se apareció Gabriel y dijo a Elena mientras dormía: «Cava bajo el
Gólgota y encontrarás la Vera Cruz». Elena hizo lo que el arcángel le había ordenado
y desenterró el madero en el que Cristo había sido crucificado. Tras el hallazgo de la
Santa Cruz, Constantino envió a sus mejores arquitectos a Jerusalén para ofrecerle el
más hermoso de todos los relicarios: la iglesia del Santo Sepulcro...
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