jmm00044
25 octubre 2011, 17:00
La Flaca Alejandra Vhsrip Español
http://i1127.photobucket.com/albums/l625/jmm00044/Otro/LAFLACAALEJANDRA.jpg
Flaca Alejandra, una de los más impactantes obras del su género realizadas en América Latina en los últimos años, es un documental dirigido por la cineasta y escritora chilena Carmen Castillo, viuda del luchador antifacista Miguel Enríquez (dirigente del MIR), militante ella misma que trabajaba en el Palacio de la Moneda junto con Beatriz Allende, sobrina del presidente Salvador Allende. Los sesenta minutos de duración del documental constituyen una larga conversación de Castillo con Marcia Merino, conocida como La Flaca Alejandra, quien fuera dirigente de una célula del MIR y a quien la policía política pinochetista (DINA), mediante la tortura, consigue quebrar y convertir en colaboradora. El hecho de que fue la propia Marcia Merino quien delatara el sitio en el cual estaban ocultos Enríquez y la propia Castillo (por entonces embarazada de un hijo que morirá apenas nacido) y quien luego fue utilizada durante años para reconocer a integrantes del MIR que después serían torturados y asesinados por la DINA, rodea el diálogo con
un aura poco menos que mágica. Casi una veintena de años después de los hechos, en 1992, Carmen Castillo se decide a regresar a Chile para hacer el documental cuando Marcia Merino (liberada de la prisión apenas siete meses antes) se presenta a declarar en contra de sus antiguos jefes de la DINA. Pese a la traición anterior, la actitud de ahora implica un grave riesgo para la vida de Merino y será una importante contribución para que no sea posible acallar la memoria de la represión, pues ella documentará desde dentro lo que significaba la DINA para el pinochetismo.
Las escenas en las que Castillo y su testimoniante recorren los lugares en los que la Flaca Alejandra identificaba a sus antiguos compañeros son de una profunda dureza emocional; la seriedad endurece el rostro de la entrevistadora al tiempo que la testimoniante se derrumba y trata de no llorar. Pese al dolor particular de ambas, el conocer la verdad y revelarla es todavía más importante, además de que aporta el testimonio gráfico cuando ambas penetran en la casa (actualmente abandonado) en donde Merino fuera torturada: cuando deben trepar una cerca y es Castillo la que primero lo hace, tiende una mano a su compañera. Si a ello sumamos el hecho de que la voz en off de Castillo plantea su renuncia a hacer juicios morales sobre quienes quedaron dentro del ámbito de la dictadura mientras ella permanecía
exiliada en Francia, las posturas y la reflexión sobre el derecho a juzgar se complejizan. Esto último todavía más cuando, en una sorprendente escena, es Marcia Merino quien pide que la verdad sea revelada y que no se olvide; ello sucede mientras Castillo y la Flaca conversan con una vieja amiga de la primera, quien les reprocha insistir en cuestiones que sucedieron veinte años atrás. Se trata de un momento especialmente sorprendente, de un atisbo a lo que pueden significar las prácticas de olvido, pues quien habla es alguien que perdió al padre y a un hermano a manos de la dictadura, además de que fue detenida, torturada y debió pasar largos años viviendo en el terror. Además de ello, la figura de Merino es contrastada con la de otra militante, Myriam Ortega, encarcelada durante trece años en las cárceles de Pinochet y quien no se doblegó. Para Ortega, "traicionar a cambio de no morir es morir igual…"
Curiosamente, es la propia Marcia Merino quien habla de sí como si, al ceder ella a la tortura, la hubieran asesinado.
(1994) avi 257 mbs 58 minutos 352x264
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Flaca Alejandra, una de los más impactantes obras del su género realizadas en América Latina en los últimos años, es un documental dirigido por la cineasta y escritora chilena Carmen Castillo, viuda del luchador antifacista Miguel Enríquez (dirigente del MIR), militante ella misma que trabajaba en el Palacio de la Moneda junto con Beatriz Allende, sobrina del presidente Salvador Allende. Los sesenta minutos de duración del documental constituyen una larga conversación de Castillo con Marcia Merino, conocida como La Flaca Alejandra, quien fuera dirigente de una célula del MIR y a quien la policía política pinochetista (DINA), mediante la tortura, consigue quebrar y convertir en colaboradora. El hecho de que fue la propia Marcia Merino quien delatara el sitio en el cual estaban ocultos Enríquez y la propia Castillo (por entonces embarazada de un hijo que morirá apenas nacido) y quien luego fue utilizada durante años para reconocer a integrantes del MIR que después serían torturados y asesinados por la DINA, rodea el diálogo con
un aura poco menos que mágica. Casi una veintena de años después de los hechos, en 1992, Carmen Castillo se decide a regresar a Chile para hacer el documental cuando Marcia Merino (liberada de la prisión apenas siete meses antes) se presenta a declarar en contra de sus antiguos jefes de la DINA. Pese a la traición anterior, la actitud de ahora implica un grave riesgo para la vida de Merino y será una importante contribución para que no sea posible acallar la memoria de la represión, pues ella documentará desde dentro lo que significaba la DINA para el pinochetismo.
Las escenas en las que Castillo y su testimoniante recorren los lugares en los que la Flaca Alejandra identificaba a sus antiguos compañeros son de una profunda dureza emocional; la seriedad endurece el rostro de la entrevistadora al tiempo que la testimoniante se derrumba y trata de no llorar. Pese al dolor particular de ambas, el conocer la verdad y revelarla es todavía más importante, además de que aporta el testimonio gráfico cuando ambas penetran en la casa (actualmente abandonado) en donde Merino fuera torturada: cuando deben trepar una cerca y es Castillo la que primero lo hace, tiende una mano a su compañera. Si a ello sumamos el hecho de que la voz en off de Castillo plantea su renuncia a hacer juicios morales sobre quienes quedaron dentro del ámbito de la dictadura mientras ella permanecía
exiliada en Francia, las posturas y la reflexión sobre el derecho a juzgar se complejizan. Esto último todavía más cuando, en una sorprendente escena, es Marcia Merino quien pide que la verdad sea revelada y que no se olvide; ello sucede mientras Castillo y la Flaca conversan con una vieja amiga de la primera, quien les reprocha insistir en cuestiones que sucedieron veinte años atrás. Se trata de un momento especialmente sorprendente, de un atisbo a lo que pueden significar las prácticas de olvido, pues quien habla es alguien que perdió al padre y a un hermano a manos de la dictadura, además de que fue detenida, torturada y debió pasar largos años viviendo en el terror. Además de ello, la figura de Merino es contrastada con la de otra militante, Myriam Ortega, encarcelada durante trece años en las cárceles de Pinochet y quien no se doblegó. Para Ortega, "traicionar a cambio de no morir es morir igual…"
Curiosamente, es la propia Marcia Merino quien habla de sí como si, al ceder ella a la tortura, la hubieran asesinado.
(1994) avi 257 mbs 58 minutos 352x264
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