pleyade
4 agosto 2019, 12:53
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FICHA TÉCNICA
Formato: epub
Tamaño: 63 Kb
Hosts: Userscloud & Uploaded
Sinopsis:
LEO MURRAY, mientras galopaba alejándose por momentos de sus perseguidores, iba paseando en el grave error cometido al aceptar la invitación que le hicieron a los pocos minutos de llegar a Ratón para formar parte de una partida de poker. Tenía la certeza de que le habían invitado a jugar por haberle visto el mucho dinero que llevaba encima, y sin duda para desplumarle. Se propuso perder unos dólares, pero al comprobar que se proponían utilizar trucos y trampas, no pudo evitar la tentación de demostrar que no era tan ingenuo como sin duda le creyeron. Y cuando conseguía desplumar a su vez a todos los componentes de la partida, tuvo que recurrir a las armas, para evitar que aquellos hombres recuperasen sus pérdidas por medio de la violencia.
Al mirar hacia atrás, cosa que hacia con bastante frecuencia y comprobar que la distancia entre sus perseguidores y él aumentaba por momentos, acarició entusiasmado a su montura mientras le decía, como si el noble pudiera entenderle:
—¡Eres magnífico, «Huracán»!
No haría ni una hora que aquellos jinetes cabalgaban tras él, cuando con verdadera satisfacción descubrió que se detenían.
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LEO MURRAY, mientras galopaba alejándose por momentos de sus perseguidores, iba paseando en el grave error cometido al aceptar la invitación que le hicieron a los pocos minutos de llegar a Ratón para formar parte de una partida de poker. Tenía la certeza de que le habían invitado a jugar por haberle visto el mucho dinero que llevaba encima, y sin duda para desplumarle. Se propuso perder unos dólares, pero al comprobar que se proponían utilizar trucos y trampas, no pudo evitar la tentación de demostrar que no era tan ingenuo como sin duda le creyeron. Y cuando conseguía desplumar a su vez a todos los componentes de la partida, tuvo que recurrir a las armas, para evitar que aquellos hombres recuperasen sus pérdidas por medio de la violencia.
Al mirar hacia atrás, cosa que hacia con bastante frecuencia y comprobar que la distancia entre sus perseguidores y él aumentaba por momentos, acarició entusiasmado a su montura mientras le decía, como si el noble pudiera entenderle:
—¡Eres magnífico, «Huracán»!
No haría ni una hora que aquellos jinetes cabalgaban tras él, cuando con verdadera satisfacción descubrió que se detenían.
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