pleyade
16 octubre 2019, 16:57
https://i.imgur.com/FP7hMo8.jpg
FICHA TÉCNICA
Formato: epub
Tamaño: 89 Kb
Servidores: USERSCLOUD & UPLOADED
Sinopsis:
Lady Catalina Harfield apoyó la frente en el cristal del ventanal y oteó la lejanía. A través de los anchos prados, jinete en un brioso caballo, Kira se perdía en dirección a los espesos bosques.
El castillo se hallaba enclavado en la loma más alta, y para internarse en la pradera, era preciso descender por los sinuosos senderos, o bien por la blanca carretera vecinal, pero Kira siempre buscaba los caminos más cortos del castillo al bosque. Lady Catalina nunca se percataba de aquel detalle. Su hermana Lenox la hizo recapacitar sobre ello la noche anterior, y quizá por eso lady Catalina seguía con los ojos en aquel instante, la figura de su hija que se perdía en la negra espesura.
—Buenos días —saludó Lenox, entrando.
La dama no se volvió. En aquel momento, jinete y caballo torcían por el sendero y se adentraban en el bosque.
Lenox se aproximó. Era mayor que su hermana. Alta, desgarbada, de duro semblante.
—¿Qué hizo hoy tu hija?
Lady Catalina se volvió muy despacio. Majestuosa, hermosísima, joven aún, pues contaría apenas treinta y siete años, con unos preciosos ojos azules de fría expresión.
DESCARGAR
***Contenido oculto. Abra la versión completa del tema para visualizar los enlaces.***
FICHA TÉCNICA
Formato: epub
Tamaño: 89 Kb
Servidores: USERSCLOUD & UPLOADED
Sinopsis:
Lady Catalina Harfield apoyó la frente en el cristal del ventanal y oteó la lejanía. A través de los anchos prados, jinete en un brioso caballo, Kira se perdía en dirección a los espesos bosques.
El castillo se hallaba enclavado en la loma más alta, y para internarse en la pradera, era preciso descender por los sinuosos senderos, o bien por la blanca carretera vecinal, pero Kira siempre buscaba los caminos más cortos del castillo al bosque. Lady Catalina nunca se percataba de aquel detalle. Su hermana Lenox la hizo recapacitar sobre ello la noche anterior, y quizá por eso lady Catalina seguía con los ojos en aquel instante, la figura de su hija que se perdía en la negra espesura.
—Buenos días —saludó Lenox, entrando.
La dama no se volvió. En aquel momento, jinete y caballo torcían por el sendero y se adentraban en el bosque.
Lenox se aproximó. Era mayor que su hermana. Alta, desgarbada, de duro semblante.
—¿Qué hizo hoy tu hija?
Lady Catalina se volvió muy despacio. Majestuosa, hermosísima, joven aún, pues contaría apenas treinta y siete años, con unos preciosos ojos azules de fría expresión.
DESCARGAR
***Contenido oculto. Abra la versión completa del tema para visualizar los enlaces.***