pleyade
23 octubre 2019, 18:40
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FICHA TÉCNICA
Formato: epub
Tamaño: 242 Kb
Servidores:
USERSCLOUD & UPLOADED
Sinopsis:
Aunque en la mayor parte de los pasajes del presente relato, yo —Hilary Bedford— no estuve presente, conozco los hechos porque constan en el largo sumario que se incoó en su día y que llenó centenares de folios. Estos hechos han pasado, es decir, el fin se está consumando por momentos, pero... sigamos con la historia.
Bill Curtis —inteligente y astuto como hasta el momento nos ha demostrado— completó su coartada utilizando el arma de su mujer para dispararse contra sí mismo por si le sometían a análisis. Naturalmente cargó la dosis al mínimo para que su despertar coincidiera poco más o menos con sus tres compañeros de oficina.
¡Ah! Las huellas dactilares suyas no aparecieron en el arma porque utilizó un pequeño retal, insignificante, que bastó para que sus huellas no quedaran impregnadas. El revólver cayó al suelo y el retal, aunque cerca del arma, no podía probar absolutamente nada, ya que solían utilizarse trozos de tela similares para limpiar el polvo o el teclado de las máquinas de escribir.
Bien, dejemos esto.
Pongámonos en el punto en que descubiertos los hechos la policía entró en acción y con ella el teniente de la brigada de homicidios Alan Wayne.
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Aunque en la mayor parte de los pasajes del presente relato, yo —Hilary Bedford— no estuve presente, conozco los hechos porque constan en el largo sumario que se incoó en su día y que llenó centenares de folios. Estos hechos han pasado, es decir, el fin se está consumando por momentos, pero... sigamos con la historia.
Bill Curtis —inteligente y astuto como hasta el momento nos ha demostrado— completó su coartada utilizando el arma de su mujer para dispararse contra sí mismo por si le sometían a análisis. Naturalmente cargó la dosis al mínimo para que su despertar coincidiera poco más o menos con sus tres compañeros de oficina.
¡Ah! Las huellas dactilares suyas no aparecieron en el arma porque utilizó un pequeño retal, insignificante, que bastó para que sus huellas no quedaran impregnadas. El revólver cayó al suelo y el retal, aunque cerca del arma, no podía probar absolutamente nada, ya que solían utilizarse trozos de tela similares para limpiar el polvo o el teclado de las máquinas de escribir.
Bien, dejemos esto.
Pongámonos en el punto en que descubiertos los hechos la policía entró en acción y con ella el teniente de la brigada de homicidios Alan Wayne.
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