pleyade
19 noviembre 2019, 17:50
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—¡Silencio, por favor! Si todos hablamos a la vez, o habrá medio de entenderse. Debemos escuchar a míster O’Connell, que acaba de llegar de Olimpia. El dará cuenta de su misión.
Todos los reunidos en el lujoso local guardaron silencio.
El aludido, míster O’Connell fue invitado a hablar.
—La Sociedad Maderera del Noroeste —empezó diciendo— ha sido registrada debidamente y, por lo tanto, reconocida por las autoridades. Esto era una diligencia obligada para dar carácter legal a la Sociedad. He hallado también con algunos compradores que representan a Empresas de San Francisco. Seguirán enviando barcos para hacerse cargo de la madera preparada a cada viaje de las naves.
—¿Y el precio? —exclamó uno.
—Ellos se rigen por los que existen en el mercado. Y me han hecho saber la dura competencia que está haciendo Portland.
—El precio que han pagado hasta ahora, apenas si cubre los gastos de explotación de los bosques. Sostener los equipos que tenemos, supone casi lo que sacamos por la madera embarcada.
—Me han hablado de la conveniencia de que se unan todos los madereros en esta Sociedad. Les he asegurado que muy pronto estaría la totalidad de los propietarios de bosques en esta comarca, enrolados en la misma. Los precios se elevarán. Y de un modo importante. Parece que en San Francisco se han convencido de la excelente calidad de la madera de aquí. Pero han añadido que la cantidad debe ser incrementada. Existe una gran demanda de mercancía.
Los aplausos refrendaron las palabras del abogado.
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Todos los reunidos en el lujoso local guardaron silencio.
El aludido, míster O’Connell fue invitado a hablar.
—La Sociedad Maderera del Noroeste —empezó diciendo— ha sido registrada debidamente y, por lo tanto, reconocida por las autoridades. Esto era una diligencia obligada para dar carácter legal a la Sociedad. He hallado también con algunos compradores que representan a Empresas de San Francisco. Seguirán enviando barcos para hacerse cargo de la madera preparada a cada viaje de las naves.
—¿Y el precio? —exclamó uno.
—Ellos se rigen por los que existen en el mercado. Y me han hecho saber la dura competencia que está haciendo Portland.
—El precio que han pagado hasta ahora, apenas si cubre los gastos de explotación de los bosques. Sostener los equipos que tenemos, supone casi lo que sacamos por la madera embarcada.
—Me han hablado de la conveniencia de que se unan todos los madereros en esta Sociedad. Les he asegurado que muy pronto estaría la totalidad de los propietarios de bosques en esta comarca, enrolados en la misma. Los precios se elevarán. Y de un modo importante. Parece que en San Francisco se han convencido de la excelente calidad de la madera de aquí. Pero han añadido que la cantidad debe ser incrementada. Existe una gran demanda de mercancía.
Los aplausos refrendaron las palabras del abogado.
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