pleyade
7 diciembre 2019, 16:24
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FICHA TÉCNICA
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EL «Austin» que conducía Danny Peters acometió la curva y, al salir de ella, Kuhlach-am-Schalfter quedó a la vista.
Peters refrenó suavemente la marcha del vehículo. Sabía que estaba cerca de su destino, pero desconocía la ruta que debía seguir en el tramo final de su viaje y consideró oportuno detenerse en la pequeña aldea bávara con el fin de conseguir información.
La muestra de una posada típica le salió al paso pocos momentos después. Consciente de que estaba en el continente, Peters arrimó el coche a la derecha, frenó, cortó el contacto y se apeó.
Pendiente de un soporte saledizo, se balanceaba un ciervo de metal, pintado de plata. La muestra era suficiente para conocer el nombre de la posada.
Kuhlach-am-Schalfter era una aldea muy pintoresca, pero Peters no se había desplazado de Londres a Baviera para admirar las bellezas del país, que, por otra parte, conocía bastante bien. Sin embargo, era la primera vez que estaba en aquella región.
Empujó la puerta de la posada, en cuya planta baja había una sala destinada a taberna. Una campanilla tintineó armoniosamente al mismo tiempo.
Había unos cuantos aldeanos bebiendo apaciblemente sendos jarros, de cerveza. Peters se acercó al mostrador.
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Peters refrenó suavemente la marcha del vehículo. Sabía que estaba cerca de su destino, pero desconocía la ruta que debía seguir en el tramo final de su viaje y consideró oportuno detenerse en la pequeña aldea bávara con el fin de conseguir información.
La muestra de una posada típica le salió al paso pocos momentos después. Consciente de que estaba en el continente, Peters arrimó el coche a la derecha, frenó, cortó el contacto y se apeó.
Pendiente de un soporte saledizo, se balanceaba un ciervo de metal, pintado de plata. La muestra era suficiente para conocer el nombre de la posada.
Kuhlach-am-Schalfter era una aldea muy pintoresca, pero Peters no se había desplazado de Londres a Baviera para admirar las bellezas del país, que, por otra parte, conocía bastante bien. Sin embargo, era la primera vez que estaba en aquella región.
Empujó la puerta de la posada, en cuya planta baja había una sala destinada a taberna. Una campanilla tintineó armoniosamente al mismo tiempo.
Había unos cuantos aldeanos bebiendo apaciblemente sendos jarros, de cerveza. Peters se acercó al mostrador.
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