pleyade
20 febrero 2020, 11:35
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FICHA TÉCNICA
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SINOPSIS
En un mísero segundo, un simple momento inoportuno y fugaz, nuestro idílico mundo se encontraba dando tumbos, sin posibilidad de saber qué ocurriría cuando cesasen. Mi pelo levitaba alrededor de mi rostro y había perdido la capacidad de manejar mi cuerpo, que se movía ingrávidamente en el interior de aquel espacio reducido.
No podía pensar en mí, ni siquiera era consciente de que me encontraba en la misma situación que él, que estaba justo a mi lado. Pronuncié su nombre una y mil veces en un hueco lúcido de mi cabeza, debido a que incluso mi voz era incapaz de abrirse paso por mi garganta.
Por un breve instante pensé en todo lo que no había vivido junto a él. Jamás recuperaría el tiempo perdido, ya nunca podría regresar atrás.
La vida es un suspiro que transcurre fugaz e imparable. Comienza, evoluciona y finaliza tan vertiginosamente que apenas podemos percibirlo, se escapa como el agua entre nuestros dedos.
Cuando todo quedó en una profunda quietud y el silencio ahogó los estruendos, mi último pensamiento coherente fue un deseo: si tuviese que volver a nacer, si tuviese otra oportunidad, querría volver a estar a su lado, sin pausas, sin dudas, sin esconderme. Querría ser valiente y así poder abrazarle con fuerza, impidiendo que se marchase. Que se quedase siempre conmigo.
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En un mísero segundo, un simple momento inoportuno y fugaz, nuestro idílico mundo se encontraba dando tumbos, sin posibilidad de saber qué ocurriría cuando cesasen. Mi pelo levitaba alrededor de mi rostro y había perdido la capacidad de manejar mi cuerpo, que se movía ingrávidamente en el interior de aquel espacio reducido.
No podía pensar en mí, ni siquiera era consciente de que me encontraba en la misma situación que él, que estaba justo a mi lado. Pronuncié su nombre una y mil veces en un hueco lúcido de mi cabeza, debido a que incluso mi voz era incapaz de abrirse paso por mi garganta.
Por un breve instante pensé en todo lo que no había vivido junto a él. Jamás recuperaría el tiempo perdido, ya nunca podría regresar atrás.
La vida es un suspiro que transcurre fugaz e imparable. Comienza, evoluciona y finaliza tan vertiginosamente que apenas podemos percibirlo, se escapa como el agua entre nuestros dedos.
Cuando todo quedó en una profunda quietud y el silencio ahogó los estruendos, mi último pensamiento coherente fue un deseo: si tuviese que volver a nacer, si tuviese otra oportunidad, querría volver a estar a su lado, sin pausas, sin dudas, sin esconderme. Querría ser valiente y así poder abrazarle con fuerza, impidiendo que se marchase. Que se quedase siempre conmigo.
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