pleyade
23 mayo 2020, 11:11
https://i.imgur.com/uN26C0l.jpg FICHA TÉCNICA
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SINOPSIS
La posta se hallaba llena, había viajeros con billete y otros que solicitaban una plaza para poder viajar con la mayor rapidez.
Los encargados de la misma se veían acosados sin cesar.
—Lo siento, señores. No hay billetes para todos. Han de comprender que una diligencia no es el tren. No cabe tanto personal —decía uno de los encargados de expender billetes.
—¡Todos queremos llegar a tiempo a las fiestas! —exclamó uno de los que esperaban—. Han debido poner más diligencias estos días.
—Hemos duplicado el servicio. No nos es posible hacer más —añadió el de la posta.
—Pues lo que debe hacerse, puesto que estamos tantos, es sortear los asientos —dijo otro.
—Les he despachado por el orden en que estaban ante la ventanilla.
—Pero la mayoría hemos llegado a la vez —agregó el mismo de antes.
—Han debido ponerse de acuerdo antes. Nosotros nada podemos hacer.
—Pues cuando llegue la diligencia, los primeros que entren en ella, serán los que viajen —medió otro más—. No vamos a estar aquí una semana.
—¿Por qué no vinieron antes? —decía uno de los empleados de la posta.
No había medio de que se pusieran de acuerdo los que estaban ante la misma.
Los que tenían billete y que antes se consideraban como seguros viajeros estaban inquietos.
Si lo que se estaba proponiendo ganaba el ánimo de todos, iba a ser una verdadera pelea.
Entre los que ya tenían el boleto que les daba derecho a viajar, por haber pagado, se hallaba una mujer joven de rostro risueño y muy agradable.
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SINOPSIS
La posta se hallaba llena, había viajeros con billete y otros que solicitaban una plaza para poder viajar con la mayor rapidez.
Los encargados de la misma se veían acosados sin cesar.
—Lo siento, señores. No hay billetes para todos. Han de comprender que una diligencia no es el tren. No cabe tanto personal —decía uno de los encargados de expender billetes.
—¡Todos queremos llegar a tiempo a las fiestas! —exclamó uno de los que esperaban—. Han debido poner más diligencias estos días.
—Hemos duplicado el servicio. No nos es posible hacer más —añadió el de la posta.
—Pues lo que debe hacerse, puesto que estamos tantos, es sortear los asientos —dijo otro.
—Les he despachado por el orden en que estaban ante la ventanilla.
—Pero la mayoría hemos llegado a la vez —agregó el mismo de antes.
—Han debido ponerse de acuerdo antes. Nosotros nada podemos hacer.
—Pues cuando llegue la diligencia, los primeros que entren en ella, serán los que viajen —medió otro más—. No vamos a estar aquí una semana.
—¿Por qué no vinieron antes? —decía uno de los empleados de la posta.
No había medio de que se pusieran de acuerdo los que estaban ante la misma.
Los que tenían billete y que antes se consideraban como seguros viajeros estaban inquietos.
Si lo que se estaba proponiendo ganaba el ánimo de todos, iba a ser una verdadera pelea.
Entre los que ya tenían el boleto que les daba derecho a viajar, por haber pagado, se hallaba una mujer joven de rostro risueño y muy agradable.
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