Cultura para Todos
23 febrero 2021, 17:00
Las razones del censor. Control ideológico y censura de libros en la primera Edad Moderna – Cesc Esteve Mestre
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Los índices de libros prohibidos de los siglos XVI y XVII establecen en los prólogos que el fin principal de la censura de textos es la erradicación de la herejía y del error en materia de fe. La prohibición de impresos respondería, pues, a un propósito primario de erradicación de la heterodoxia y de depuración doctrinal; regula, para ello, la creación, impresión, edición, comercio y circulación de libros, y tiene, además, de forma secundaria, efectos disuasorios e inhibitorios sobre la lectura y escritura.
Los índices expurgatorios, en cambio, sí permiten la difusión de las obras suspectas, pero sólo si previamente se hubieran sanado sus ‘errores’ o desviaciones, se hubiera restaurado su (supuesta) forma original o se hubiera reparado la posibilidad de un uso ‘depravado’ o malintencionado del texto. Una lectura atenta de los índices revela, además, otras ‘razones’ para la acción censoria, que, con el tiempo, no se limitaría a perseguir la herejía y el error de fe, sino que aspiraría a eliminar otras formas de contestación y a vigilar las costumbres, los usos lingüísticos, la decencia y la honestidad públicas.Esta religión, que tanto presume de haber contribuido a la cultura, hizo siempre todo lo posible por empobrecerla: lo hizo prohibiendo libros y lo hizo contribuyendo a la prohibición o por lo menos el perjuicio del Teatro, tal y como ellos mismos confesaron orgullosos.
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Los índices de libros prohibidos de los siglos XVI y XVII establecen en los prólogos que el fin principal de la censura de textos es la erradicación de la herejía y del error en materia de fe. La prohibición de impresos respondería, pues, a un propósito primario de erradicación de la heterodoxia y de depuración doctrinal; regula, para ello, la creación, impresión, edición, comercio y circulación de libros, y tiene, además, de forma secundaria, efectos disuasorios e inhibitorios sobre la lectura y escritura.
Los índices expurgatorios, en cambio, sí permiten la difusión de las obras suspectas, pero sólo si previamente se hubieran sanado sus ‘errores’ o desviaciones, se hubiera restaurado su (supuesta) forma original o se hubiera reparado la posibilidad de un uso ‘depravado’ o malintencionado del texto. Una lectura atenta de los índices revela, además, otras ‘razones’ para la acción censoria, que, con el tiempo, no se limitaría a perseguir la herejía y el error de fe, sino que aspiraría a eliminar otras formas de contestación y a vigilar las costumbres, los usos lingüísticos, la decencia y la honestidad públicas.Esta religión, que tanto presume de haber contribuido a la cultura, hizo siempre todo lo posible por empobrecerla: lo hizo prohibiendo libros y lo hizo contribuyendo a la prohibición o por lo menos el perjuicio del Teatro, tal y como ellos mismos confesaron orgullosos.
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