En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer zonas censuradas, lugares reservados y presuntamente terribles si me encontraban infraganti.
Me previnieron contra este trabajo, pero nunca quise escuchar los cacareos de quienes se asustan hasta del miedo. El destino de un hombre, para gente tan precavida, es sólo hambre y miseria en épocas marcadas por la crisis del aparato productivo nacional.
Pero los desesperados no sucumbimos a terrores infantiles ……. no tememos sombras ni bultos que se menean ……. y, ante quienes prohíben, arriesgamos lo que sea …….
Supuestamente, sería razonable repudiar nuestra labor, sin comprender su importancia para quienes tanto sufrirían sin nosotros. Pero es moralina barata. Tenemos derecho a sobrevivir, a trabajar para la felicidad de mucha gente, a prestar un servicio social.
Así que acepté desafiar riesgos y desocupación conjuntamente.
Mi clientela agradecería mi pericia y tacto. Y me cuidaría.
Que sus maridos abandonantes chillen y ellas gocen los beneficios.
Soy el mejor taxi-boy ………En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer esos cincuenta metros hasta entrar a la vieja casona.
En esa parte del camino apresuraba el paso y se llenaba de temor. Temor a ser descubierto, sí; pero sobre todo temor a no ser comprendido por aquéllos que amaba. Después de todo, era un viejo con la vida hecha.
Cada semana juntaba coraje, porque la felicidad que traía a su corazón lo merecía. Salía de su casa, pasaba por el florista a comprar media docena de rosas, caminaba pausadamente hasta el cementerio donde habían sepultado a su esposa -sólo a sus restos porque él la conservaba lozana dentro suyo-, y sin entrar se detenía por un momento a recordarla en el portal.
Luego respiraba hondo, cobraba aliento, y caminaba presuroso los pocos metros que lo separaban de Elena, aquella viuda con quien compartió el dolor de una profunda pérdida y festejó -en realidad sigue festejando- la alegría de un nuevo encuentro.
En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer todo su cuerpo con mis besos y dejar que me hiciera suya. Era consciente de que si sentía al tocarle una décima parte de lo que experimentaba tan solo con saber que estaba cerca de mí…, perdería toda mi voluntad y quedaría a su merced.
Quizá lo mejor era que me alejase de él, pero mi albedrio ya no era libre, no para mi cabeza, pues mi corazón parecía haber tomado las riendas de mi vida, que corría desbocada hacia su camino, buscándolo, deseando cruzar una mirada con él, esperando que me dedique su dulce sonrisa…
Es posible que no sea tan malo perder la cabeza por amor, pero solo si es por alguien que te ama de verdad y eso nunca se sabe a ciencia cierta. Pero como dicen “El que no arriesga no gana”, y ahora mismo no tengo nada que perder.En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer, una de las calles más oscuras de esa ciudad . ¿Para que acudió a esa llamada? ¿Por que levantó el auricular, en ese momento? Nunca sabría como lo hacía, pero en todas las ocasiones en las que lo necesitó, el, estaba dispuesto a todo, a correr riesgos innecesarios, a dar más de si mismo de lo que jamás pudo imaginar.
Esta era la última vez, se lo estaba jurando a si mismo. Dobló la esquina y la vio, y de pronto todo su enfado se esfumo....
Rota, parecía una muñeca rota, las drogas hacían mella en su pequeño cuerpo tumbado en el suelo, desmanejado, inerte.
Basta! Esta vez la ingresaba, esto ya era demasiado, si no hacía algo por ella, moriría y el con ella.
En teoría, el único riesgo que corría era al recorrer todos los momentos de su vida en sentido contrario.
De esa manera acumularía olvidos y no recuerdos. Desaprendería. Las tormentas anunciarían calmas, lo mismo que la bondad de los frutos en las ramas, presagiaría flores que disgregan dulzura de perfumes.
En lugar de salir al trabajo, encontraría tedio en la rutina de la casa. Una mujer le regalaría una bofetada y él, ofendido, tendría que besarla. El amor en todas partes, vendría antes que el azoro.
Y volverían los tesoros de la infancia tan fácil como ahora los perdemos. El primer noviazgo sería el último, sabiendo que no cambiará su maravilla… El arrullo de su madre se transformaría en canción de luto y las lágrimas treparían rodando hacia los ojos, aún con más tristeza.
Pero solo en la teoría, porque el sol naciente es un amuleto infalible contra la mala fortuna.En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer los pocos metros que me separan de aquella sala ……… saldría y llegaría bajo la protección de la Ley.
Que nunca me había preocupado.
Ni cuando me encontraron armado, llevando en mi bolsillo el revolver con que pensaba defenderme ……… ni cuando peleaba tratando de sacarnos de encima aquel sistema opresor.
Pero la Justicia había decidido protegernos de seguir cometiendo errores. Por eso estamos en prisión. Sabían que éramos irreformables, pero igualmente gastaron millones en darnos la supuesta oportunidad de defendernos.
Nuestros amigos gritan afuera, pero nadie los escuchará. La suerte está echada y la última palabra quedó dicha.
Confío en no tropezar en el camino, en no mostrar temor, en portarme como un hombre.
Y en recibir la inyección con mirada desafiante y el mayor desprecio por los buitres ávidos de carroña ……..
¡Viva la Anarquía!
La historia y mis hermanos me absolverán.
Bartolomé Vanzetti, Agosto 23 de 1927En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer el camino que me separaba de las barricadas, la policía antidisturbios se había tomado esas 3 calles y las tenía rodeadas.
Todo el que intentaba pasar era alcanzado por las bombas lacrimógenas, balines de goma o era vapuleado con los ya tristemente celebres amansa locos.
Debía intentarlo, a 3 calles estaban los compañeros luchando por un derecho, el derecho a estudiar que estaba siendo conculcado por los que dicen representarnos, ya quedaban pocos y no podía cruzarme de brazos.
Salí de mi escondite y avance, no lograron alcanzarme la asesina arremetida de los “Guardianes del Orden”, y cuando llegue, cuando creí que estaba a salvo, se escucho un grito, lo vimos caer, con un balazo en la espalda, su preciosa sangre era derramada y la vida se le escapaba, Jerónimo Urbina había sido asesinado por exigir su derecho a estudiar.En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer esos últimos metros, los del
umbral de mi propia casa. ¿Que qué hacía yo ahí? Buscar mi propia felicidad,
le pesase a quien le pesase. Ya estaba cansada de sufrir en silencio aquel
infierno, de escuchar miles de gritos y reproches, de aguantar contínuas
humillaciones...
Después de esos primeros pasos, los siguientes fueron mucho más ligeros,
el día parecía hacerse mucho más claro, y el aire mucho más limpio... Por fin
era libre, la dueña de mi propia vida. En ese mismo momento decidí no volver
a mirar hacia atrás, tan solo mirar hacia delante, hacia un futuro incierto pero
mio al fin y al cabo...
En teoría, el único riesgo lo corría al recorrer en ambulancia los diez kilómetros que separaban aquel hospital del que conseguía huir por fin, y su casa, su hogar.
No veía el momento de poder estar con sus niñas, dos preciosas pequeñajas, (la mayor tenía 8 años, y la pequeña acababa de cumplir 5), que no entendían porque su papá se pasaba tanto tiempo en aquel lugar lleno de médicos y enfermeras.
Inevitablemente, empezó a recordar. Recordó aquel día de diciembre en el que le comunicaron que ya no había solución, que, a sus 38 años, el tiempo se le agotaba a pasos agigantados. Fue entonces cuando decidió regresar para poder estar con los suyos, intentando alargar cada segundo de vida que le quedase.
El sábado recibió la visita de la Parca: fue de noche, mientras dormía abrazado a su chica, la chica con la que una tarde de verano decidió que iba a compartir el resto de su vida.
Finalizado el plazo, disfrutad de todas las maravillosas obras juntas y a por lo más difícil VOTAR !
MIS FELICITACIONES A TODOS