Era la hora en que el primer rayo de sol hiere de muerte a la noche.
Tiempo de maitines en el convento …… alabar a Dios en el amanecer formaba parte inseparable de la vida de los monjes.
Sólo el trabajo podía excusarlos, y el Hermano panadero corrió a festejar laborando para que los cantores pudiesen elevar sus plegarias y reponer fuerzas con un buen desayuno.
Pero …… aquella molinera que lo llevaba por malos pasos lo esperaba con cara de lascivia, dispuesta a cobrar con su alma por unas bolsas de harina.
Nadie lo vería ….. todos rezaban.
¿No vale la pena un pecadillo para satisfacer el hambre de sus hermanos?
Y su hermana, claro …. que todos somos hijos del Señor …….