Miseria y saberes
Sobre la pequeña mesa ubicada junto a su cama, todo estaba dispuesto para su gran pasión. En ella confluían dos aspectos contrapuestos de su vida: por un lado, su atroz miseria material; y por el otro, su riqueza en saberes. No había allí mayor tesoro que las amarillentas páginas de sus vetustos libros, raídos por su insaciable sed de conocimientos. Don Quijote y sus locas aventuras justicieras, trozos incompletos de libros de historia, filosofía, derecho, artes plásticas y poesía. Sólo Dios sabe cuántas veces acompañó a Dante y al poeta Virgilio a los infiernos. En cuanto Aquiles, fue su héroe favorito, y por tal razón lo acompañó muchas veces en el sitio de Troya. Pensaba que cada vez que lo leyera, descubriría una nueva forma para rescatar sana y salva a la hermosa Helena.
Murió por inanición. Únicamente tuvo por alimento las páginas de sus apolillados y ajados libros...