Y cuando todo parecía perdido, nos dimos cuenta. No podíamos seguir esperando sentados que nos salvasen, teníamos que hacerlo nosotros mismos. Estábamos atrapados en una vieja cabaña completamente cubierta por la nieve a causa de un alud. Llevábamos varias horas sin el calor de la chimenea, el frio se había calado en nuestros huesos y en poco rato caería la noche. Rebuscamos entre los enseres de los que disponíamos, cubos, ollas, varillas de hierro… cualquier cosa que nos pudiese servir para apartar la nieve de la entrada y continuar con el túnel que habíamos empezado hacia unas horas y que habíamos dado por imposible. Sabíamos que si no conseguíamos salir pronto era probable que ya no saliéramos y quizá eso nos dio las fuerzas suficientes para llegar hasta el exterior. Justo cuando salió el último excursionista se derrumbó el túnel y poco después una patrulla nos encontró. No hay que dar nunca nada por perdido.Y cuando todo parecía perdido... Lo que tenía que pasar paso de largo, la gente se quedo con la boca abierta por la sorpresa, los agoreros que pronosticaban todo tipo de males. Los peores augurios de los científicos y el pánico general ya no tenían sentido.
No había nada absolutamente nada dentro de aquella capsula extraterrestre, ni bombas, ni seres verdes plenos de ira apocalíptica. Solo lo que parecía ser un documento escrito en una extraña lengua, un jeroglífico que nadie sabía interpretar hasta que aquel niño dio con la clave cuando aplicó su peculiar forma de hablar: ETE OETA E IO ON E E O EA = ESTE COMETA ES MIO. TONTO ELQUE LO LEA.Y cuando todo parecía perdido...algunos logramos abrir los ojos.
Acabar con los lanistas de medios, vencer la política corrupta, asesinar
la represión y luchar por la libertad, nuestro sino.
Despertar no fué fácil. El sueño resultaba complaciente, casi cómodo el
no tener que pensar...
¿Perdimos la cordura o, finalmente, la estábamos recuperando?
Las riendas estaban sueltas, el caballo desbocado, la caída garantizada.
¿Y qué?... Había que intentarlo, extender las manos hacia delante,
tomarlas con determinación y llevarlas con entereza y buenos principios.
¿Esos existen?
La duda surge pero no diluye la pasión por querer cambiar el mundo.
Algunos logramos abrir los ojos, eso es lo que cuenta.
.................................................. ................................Y cuando todo parecía perdido, le pidieron que se rindiera y Leonel respondió, ¡Que se rinda tu madre! y no se rindió, murió peleando contra 300 fusiles, sin decir que moría por la patria.
Leonel Rugama, hermano, amigo, camarada, viviste desde muy niño las duras consecuencias de la miseria y la explotación, tuviste que salir a la calle a vender tortillas para ayudar a tu madre con los gastos de la casa, intentaste ser cura, pero el deber, el amor por la patria y los desposeídos te sacaron de ahí, te uniste a los guerreros del amor, a la guerrilla sandinista.
Moriste como lo que eras, un santo, un héroe, hoy nosotros, las nuevas generaciones de nicaragüenses que creemos en la libertad, seguimos tu ejemplo y gritamos a todo pulmón, cuando algún sátrapa nos quiere quitar nuestra libertad.
¡Que se rinda tu madre!Y cuando todo parecía perdido se dispersaron. Cada cual siguió su instinto, su mente, su corazón, o sus miedos. Se encerraron, confundidos y desanimados, mientras duró la larga noche. Los piolines que los mantenían unidos se aflojaron y ya ninguno volvió a saber del otro.
Fue un tiempo para mirarse hacia dentro, para preguntarse por el sentido de lo humano. Poco a poco las dudas se iban despejando, forzando el amanecer.
Uno -o una, ya no recuerdo-, de pequeña contextura, sintió la fuerza y tiró suavemente de su puñado de piolines. Sorprendido recibió la evidencia más cabal de que no todo estaba perdido: varios tironcitos fueron la respuesta.
Fue suficiente. Los hilos se fueron tensando y volvieron a formar la trama que vincula y sostiene. La energía, los sueños y los afectos comenzaron a circular sin fin por esos hilos que los llevaban de uno a otro sin cesar. Entonces... lo imposible volvió a ser posible.Y cuando todo parecía perdido, cuando había comprendido finalmente que solo tenía una opción, la de resignarme a seguir caminando tristemente en soledad, te vi. Al principio, dudaba, me pareciste un espejismo, pero, cuanto más me acercaba, más me daba cuenta que eras lo que tanto tiempo llevaba buscando sin encontrar: la meta, el oasis al que soñaba llegar.
Tus ojos me hipnotizaron, tu sonrisa me atrapó, y, sin tiempo a pensarlo, ocurrió: me dejé arrastrar por la deliciosa sensación de placidez que se apoderaba de mí cada vez que hablábamos, cada vez que me contabas de ti, de tus pensamientos, de tus sueños.
Por eso, y por mucho más, ahora ya sé lo que quiero: quiero que estés junto a mí, que no te vayas nunca de mi lado.Y cuando todo parecía perdido, la esperanza entro por la puerta apoderándose de todo el espacio, siempre pensé que sería así, arrolladora e indescriptible y aunque nunca le di forma, tampoco jamás pensé que tuviera esta. El mundo se ha convertido en un lugar frío y carente de sentimientos, se apodera de nosotros la tristeza y la desidia.Calificativos innumerables podrían ofrecerse en este momento para describir la marcha de nuestra sociedad, pero no hoy, no en este momento, no ahora. Ella entró por la puerta y es magnifica en toda su plenitud, me ha devuelto la sonrisa que perdí, las ganas de sentirme viva, la energía que me faltaba. Cada amanecer será distinto ahora, más luminoso y placentero. ¿Que más da el nombre que tenga? ¿A quién le importa su forma?. Lo que realmente importa es tener la puerta abierta y dejarla pasar....--------------------------------------------------------------------Y cuando todo parecía perdido... se alzó el viento. Vino de donde la mar, con húmedos ecos en su interior que refrescaron la asfixiante atmósfera. Incrédulo, el hombre dejó de matar y miró hacia lo alto. Algo parecía estar cambiando, algo indefinido...
Pronto lo descubrió: las nubes de ceniza empezaban a alejarse hacia el horizonte empujadas por el viento, y la luz empezó a iluminar el paisaje tras la batalla. Nada quedaba a su alrededor, muerte y desolación por compañía. Miró sus manos teñidas de sangre, la mujer que a sus pies agonizaba...
La tomó en sus brazos y besó sus labios. Insufló en su interior el aire recién aspirado. Y sucedió el milagro... Cuando todo parecía perdido, la mujer volvió a respirar, volvió a la vida para un nuevo comienzo, repleta del viento del mar. Nunca volverían a separarse.
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