Ella despertó en mí el más básico de mis instintos, el deseo por poseerla. Trabajábamos juntos y la mutua atracción se palpaba en el ambiente desde el primer día. Baje al archivo en busca de unos documentos, al entrar vi las escaleras desplegadas y en ellas su hermosa silueta estirándose para colocar un archivador, bajo dos escalones para coger una caja que estaba justo delante mío. La cogí e intente acercársela, no se había percatado de mi presencia y se sobresaltó al verme, resbalo y cayó de las escaleras, la cogí al vuelo. Estaba entre mis brazos, nuestras miradas se fundieron y sin apartar la mirada deje que sus pies volviesen al suelo, nuestros cuerpos seguían pegados y si poder ni querer remediarlo la bese, primero suavemente y poco a poco más apasionadamente, nuestras respiraciones eran cada vez más aceleradas y el roce de su cuerpo contra el mío me hizo soltar un jadeo…