Llanto exiliado
Sentado en esa banca, solo pensaba. Pensaba en aldeas, caminos, tímidas montañas que hablan poco, donde los árboles son asediados por los pájaros y los pájaros son asediados por patojos (*) que les tiran piedras para derribarlos. Pensaba en Guatemala y su abortada primavera. (**)
Y recordaba la vieja calle y su vieja casa, donde su madre vieja pasaba los días con dolor de manos y de alma. El exilio – decía – no es solo una cuestión de la distancia, sino de lo hechos: de los amores que se sienten más perdidos y de la posibilidad del retorno que lo aliviaba a veces y otras veces, lo asfixiaba.
Lloraba por las noches, sosteniendo que la Revolución solo se había detenido. La vida es un momento que parece trágico; pero la resolución compensará con creces. Eso se murió pensando.
(*) Guatemaltequismo, es como decir niño o muchacho.
(**) El 18 de Junio de 1954 (Un día como hoy) inició la agresión armada contra el gobierno revolucionario del Coronel Jacobo Árbenz, cuando el Ejército de Liberación Nacional (contrarrevolucionario) apoyado por el gobierno de Estados Unidos, invadió la ciudad de Esquipulas. El relato está dedicado a todos los guatemaltecos que partieron al exilio y en especial a Luis Cardoza, quien me prestó una o dos ideas para hacerlo. Extensión: 137 palabras.