Será mejor que te lo diga de una vez: lo único que puede más que mi vicio de pájaros y orquídeas, lo único que dobla a mis métodos científicos; es mi religión, absurda y triste, de quedarme callado cuando al dolor acudo.
Es decir, mi Negra; que no soy el poeta grandilocuente que llena las hojas con palabras y sonidos y recuerdos, o el ingeniero recio que sueña con tenerlo todo fríamente calculado. También soy un niño muy pequeño y asustado, que lo único que quiere es que lo quieran.
Será mejor que te lo diga de una vez, amada Negra mía; para que cuando te vayas, no pienses que me faltan las palabras; he de guardar un silencio de sepulcro, que no se abrirá al tercer día.