CapitanBlood ( 2 noviembre 2011), Jseditar ( 2 noviembre 2011), Pablo Chavarría ( 1 noviembre 2011)
Gracias Alexis... allá va el siguiente.
Aquella noche oscura , noche de cadencias: Abre el arpa de los autos y las motocicletas, irrumpen violines de las carcajadas de los niños; tubos metálicos como flautas y trompetas y tubas y trombones. El tambor de los pasos, cientos de tambores y un oboe señorial suena en la voz de una muchacha, que se transfigura en mujer ante mis ojos.
Ante mis ojos, la rutina se convierte en música de orquesta y una de las calles más violentas del país sería mi hogar y yo, ciudadano sin prejuicios, la recorrería. Aquella noche, Negra mía; me dejé de los temores y corrí a donde ya no estabas; pero donde sé que volverás un día. ¿Quién decide sobre las cosas de la Vida? ¿Es Dios o nosotros los mortales?
(127 palabras)
CapitanBlood ( 2 noviembre 2011), Jseditar ( 2 noviembre 2011)
Aquella noche oscura parecía ideal. Nadie me vería.
Oculto bajo el balcón amado reflexioné mis amargas verdades, mientras esperaba cobrar valor para llamar la atención de la Afrodita cuya silueta las sombras dibujaban.
El cielo había favorecido mis miserias con dones de una verba inflamada en sensualidad y erotismo, una poesía sensible y atrevida y un corazón ardiente como fragua.
Todo ello transformaba un insecto invisible a las pasiones en un águila real que majestuosamente surcaba el firmamento de lo imposible, dejando en el alma de sus ángeles el recuerdo de una voz acariciadora que anunciaba celestiales maravillas de amor sublime y ardoroso.
Mi esencia acaricia la ternura y el fuego, pero las miradas indiscretas no atraviesan la barrera de este rostro deformado en un cuerpo contrahecho. Triste Quasimodo, sólo la noche de luna nueva es mi elemento.
Pero puedo hablarle, transportarla en la palabra. Algo es más que nada en mi pobreza.
CapitanBlood ( 8 noviembre 2011), Pablo Chavarría ( 3 noviembre 2011)
Aquella noche oscura parecía no terminar nunca. Quería apurar el tiempo, pero los minutos se empeñaban en pasar lentos. El miedo se apoderaba de su espíritu. Trató inevitablemente distraer su atención, ocupar su mente en otro asunto, forzar el ritmo de los acontecimientos. Pero dentro suyo todo parecía como un ojo de tormenta que absorbía cuanta cosa se acercaba.
Con el paso de las horas la luz se fue haciendo de a poco, pero no a través de la ventana, sino dentro suyo. Todo se iluminó cuando pudo ver a su lado no al hombre de los deseos, todopoderoso, sino a aquél que puede hundirse como cualquier mortal, volver a cobrar fuerzas, tener la necesitar ser sostenido y capaz de abrazar con intensidad, débil y fuerte, pero por sobre todo, sensible, humano y compañero. Entonces la noche se apaciguó y se llenó de claridad.
CapitanBlood ( 8 noviembre 2011), Jseditar ( 8 noviembre 2011), Pablo Chavarría ( 8 noviembre 2011)