A votar, tendremos dos días para ello y luego a seguir escribiendo:
Aquella noche oscura como boca de lobo, como sotana de cura inquisidor, como alma de presidente yanki, con la más completa de las negruras se derramó sobre nosotros.
No eran sólo metáforas. Lobos aullantes nos perseguían, bendecidos por una iglesia traidora y alentados desde el norte del continente.
Al principio, sólo pudimos desbandarnos.
Pero no alcanzaba. Los engendros de la noche querían sangre y la oscuridad hizo desaparecer en un limbo de horror a muchos compañeros. Cuerpos lacerados, balazos subrepticios, aviones de la muerte ….. así ensuciaron nuestra tierra.
Dulces manos femeninas encabezaron la resistencia. Madres buscando sus hijos, abuelas sus nietos, hermanas a hermanos. A su amparo los hombres y la patria fuimos levantando la cabeza del barro.
El resto es historia conocida. Las bestias perdieron, como cobardes. Cayeron, como caen los tiranos.
Y llegó la hora. Tarda, pero siempre llega ……
La justicia de los hombres los espera.
Aquella noche oscura , noche de cadencias: Abre el arpa de los autos y las motocicletas, irrumpen violines de las carcajadas de los niños; tubos metálicos como flautas y trompetas y tubas y trombones. El tambor de los pasos, cientos de tambores y un oboe señorial suena en la voz de una muchacha, que se transfigura en mujer ante mis ojos.
Ante mis ojos, la rutina se convierte en música de orquesta y una de las calles más violentas del país sería mi hogar y yo, ciudadano sin prejuicios, la recorrería. Aquella noche, Negra mía; me dejé de los temores y corrí a donde ya no estabas; pero donde sé que volverás un día. ¿Quién decide sobre las cosas de la Vida? ¿Es Dios o nosotros los mortales?Aquella noche oscura parecía ideal. Nadie me vería.
Oculto bajo el balcón amado reflexioné mis amargas verdades, mientras esperaba cobrar valor para llamar la atención de la Afrodita cuya silueta las sombras dibujaban.
El cielo había favorecido mis miserias con dones de una verba inflamada en sensualidad y erotismo, una poesía sensible y atrevida y un corazón ardiente como fragua.
Todo ello transformaba un insecto invisible a las pasiones en un águila real que majestuosamente surcaba el firmamento de lo imposible, dejando en el alma de sus ángeles el recuerdo de una voz acariciadora que anunciaba celestiales maravillas de amor sublime y ardoroso.
Mi esencia acaricia la ternura y el fuego, pero las miradas indiscretas no atraviesan la barrera de este rostro deformado en un cuerpo contrahecho. Triste Quasimodo, sólo la noche de luna nueva es mi elemento.
Pero puedo hablarle, transportarla en la palabra. Algo es más que nada en mi pobreza.Aquella noche oscura...
- ¿Oscura? ¿porque siempre son oscuras? ¿no hay farolas abuelo?- Si, las hay claras y despejadas, bañadas por la luz de la luna...una grande y enigmática luna. Pero ahora no es el caso...era oscura por que así lo exige un relato de terror
- ¿Entonces en las noches de terror no hay luna? ¿Y que pasa pues con el hombre lobo? Si no hay luna no puede salir..
- Hoy no hay hombre lobo....
- No me gustan las noches oscuras abuelo, prefiero las de luna llena con el hombre lobo...¿No puede salir la luna hoy? quiero al hombre lobo abuelo....
- Que barbaridad, eso no tiene ninguna gracia. ¿Para que quieres que te cuente otra vez la historia de nuestra familia?
- Anda, abuelo....si....me gusta más que la de los vampirosAquella noche oscura parecía no terminar nunca. Quería apurar el tiempo, pero los minutos se empeñaban en pasar lentos. El miedo se apoderaba de su espíritu. Trató inevitablemente distraer su atención, ocupar su mente en otro asunto, forzar el ritmo de los acontecimientos. Pero dentro suyo todo parecía como un ojo de tormenta que absorbía cuanta cosa se acercaba.
Con el paso de las horas la luz se fue haciendo de a poco, pero no a través de la ventana, sino dentro suyo. Todo se iluminó cuando pudo ver a su lado no al hombre de los deseos, todopoderoso, sino a aquél que puede hundirse como cualquier mortal, volver a cobrar fuerzas, tener la necesitar ser sostenido y capaz de abrazar con intensidad, débil y fuerte, pero por sobre todo, sensible, humano y compañero. Entonces la noche se apaciguó y se llenó de claridad.Aquella noche oscura, se presentaba tranquila. Una leve brisa acariciaba
suavemente el follaje del viejo olmo que se vislumbraba a través de su ventana.
Ya nadie paseaba por la calle. Era, más bien, hora de dormir. Pero... ¿Por qué
ella seguía despierta? El día le fue lo suficientemente duro como para haber caído
rendida nada más llegar a casa. Sin embargo, allí yacía ella, sentada frente a su
ventana, esperando que, de entre el silencio de la noche, surgieran los pasos del
que ya nunca volvería a ser su marido.El Cacique Hatuey y el General Máximo Gómez
Aquella noche oscura, cuando todo parecía perdido para los de su raza, tomó entre sus manos sucias, sudorosas y ensangrentadas, los remos que lo encaminarían navegando hacia una nueva tierra. En todo su cuerpo de cacique bravío e indomable se distinguían claramente las huellas de la humillación, la ignominia y la esclavitud; mientras que en su rostro cobrizo y de larga cabellera negra, dos sentimientos contrapuestos se dibujaban: por un lado, la frustración de aquella noche en El Jaragua, donde la masacre se hizo presente de manera inclemente entre los suyos. Y por el otro, su insaciable sed de justicia y libertad.
Varios siglos después, otro quisqueyano como él llegaría a Cuba para continuar luchando por su independencia. Hoy, los huesos de Hatuey y los del Generalísimo Máximo Gómez, fertilizan la patria de Martí.