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Llueve, Siglo XXI
¡Qué gusto escribir con todos ustedes!
Llueve, Siglo XXI
Yo te conozco, casi de memoria;
tu cuerpo menudo,
tu tacto de aguja,
tu voz grave y tu sonrisa, sonora
Yo te conozco, casi de siempre;
sé que te posas sobre mí sin pudor alguno:
desnuda, clara,
transparente y traslúcida;
como un manto de mariposas
que aletean sobre lo abierto de mi pecho,
las siento volar mas no alejarse
en una sensación de estar y no estar al mismo tiempo.
Afuera hay metales fundidos,
carbón quemado,
estrellas que encendieron su brillo hace milenios
y ahora se reflejan en los sudores de mi frente.
Ya te conozco; sí, te reconozco.
Eres arrullo del arrullo,
un arroyo que baja de la sierra
para crecer el río, moler la arena,
caer al mar y echar suspiros.
De pronto pareces derramarte,
como si el simple transcurrir de los segundos
colmara tu paciencia.
Fuerte me golpeas, me estremeces;
besas mis párpados para mirar el insomnio:
un ardor de estar despierto a altas horas de la noche
y escuchar los primeros cantos de las primeras aves.
Escuchar a los gallos abnegados,
el movimiento de las hierbas,
el tintineo del rocío
y el frío que se arrastra,
haciendo eco de tu llegada fortuita y esperada.
Tierra húmeda: olor de redenciones.
El mundo parece recién hecho,
un paraíso próximo,
una muchacha que lava su larga cabellera negra
y que luego se peina, mirando el vacío.
Tiritan las piedras,
envejece la corteza de los árboles,
la piel de los animales se encoje por instinto
y nadie piensa en nada, ni habla tan siquiera.
Yo te conozco, de toda la vida;
sé que borras la sed del papel de mi garganta,
que pasas tu mano acariciando mi cabeza
y así, la laguna de mi mente se deja ver
hasta lo más profundo, hasta lo más tranquilo.
Unción de todos los tiempos. Cristal iridiscente:
Lluvia, eres lluvia simplemente.
Y yo me alegro, como un cántaro
que todo lo recibe.
Última edición por Pablo Chavarría; 21 mayo 2011 a las 12:59
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