Varios siglos y algunos años
Yo, amor,
pienso en ti
como la tierra piensa las hierbas,
así como el cielo piensa las nubes
y el mar sus espumas.
Amor, yo pienso en ti
como el ave sus vuelos,
los peces sus navegaciones,
y en el campo abierto,
los caballos piensan su febril carrera.
Con hambre de sentir
el viento entre las crines
y los kilómetros desvanecer bajo los cascos.
Yo pienso en ti
como los edificios piensan felices azoteas,
las casas piensan sus tejados
y muy lejos,
los ranchos piensan sus techos de palma y de corozo.
Yo pienso;
pienso en ti, en ti solamente.
Y ya luego,
como si no me quedara más remedio,
comienzo a existir en este mundo
que también te piensa
y te piensa, y te seguirá pensando...