Re: Un intento de cuento
Saludos a todas y todos. Reitero mi agradecimiento por su lectura y paciencia para conmigo. Los textos agregados anteriormente ya han visto antes su publicación en medios electrónicos. Creo que me ha gustado que estén juntos acá. Se sienten leídos y creo que eso los hace vivos otra vez.
Ahora les dejo un inédito. Es parte de un proyecto más grande que, cobardía mediante, no ha visto otra lectura más que la mía. Espero sea de su agrado y me cuenten qué les parece. Abrazos.
(De: Los combatientes y otras desilusiones)
Tardó en entrar a la habitación. Vestirse despacio, tratar de prolongar el sopor del sueño, la agonía de la ducha. Oirla cantar en la cocina, perderse en esa voz que, a su vez, se pierde en viejas melodías de los setentas. Descalzo, con los zapatos en las manos, se dirige hacia ella. Se sonríen, se dan un beso en la mejilla. Víctor sirve café para ambos, Colomba unta mantequilla en el pan.
-Te reías anoche -dice Colomba mientras toma asiento, mientras mordisquea una fresa tomada del plato de cereal que Víctor le sirvió.
-¿Antes de ir a la cama? -Víctor se muestra intrigado, incómodo.
-No... parece que lo hacías entre sueños.
Él no contesta, se llena la boca, entorna los ojos, parece que intenta recordar. Parece que lo logra y luego dice con un gesto que no, no se recuerda.
-Si lo hice dormido no podré recordarlo... ¿Te molestó eso? ¿Me reí muy fuerte? -Víctor dice esto tratando de no ser grosero, sabe que ella sólo trata de hacer conversación durante ese breve momento del desayuno.
-No te reías fuerte... eran como pequeños espasmos, como si te divirtiera algo y no quisieras que otros lo notaran... algo gracioso, pero secreto.
Él prefiere, otra vez, guardar silencio. Endulza la mirada y la posa en ella, en silencio la invita a que continúe hablando.
-...acababas de acostarte, te sentí llegar...
-¿Estabas despierta todavía? Ya era tarde, sabes que me entretengo viendo los videos viejos, eso me hace conciliar el sueño... y terminan como a las doce...
-Abrí los ojos y pensé que te habías dado cuenta.
Víctor toma café en silencio. Colomba cree que esconde algo.
-¿Acababa de acostarme?
-Sí...
-¿Había pasado mucho rato?
-No mucho.
Víctor quiere terminar la conversación. Lanza las preguntas para intentar ganar tiempo y recordar o para inventar algo que le parezca a Colomba una explicación razonable.
-Pues no... no recuerdo -dice él y se da cuenta que miente.
Ella lo ve y sonríe.
-¡Te acordaste!
-...es una tontería...
-Como quieras, no me cuentes.
-¿De verdad quieres saber?
-No -miente Colomba-, no quiero saber nada.
Ahora es Víctor quien sonríe. Sí, quiere dejarse ir de cabeza en ese entrañable juego de no dar el brazo a torcer.
-¿De verdad no quieres saber?
-No.
-¿Qué haces tú para conciliar el sueño?
-Nada, siempre estoy cansada y duermo, nada más.
Él entiende la negativa y estalla en una carcajada que contagia a Colomba. En un momento se dan cuenta que hay muchas cosas que no se han dicho.
-Bueno... me relajo con... meditación... técnicas de meditación que me enseñó Flora.
-¿Y te funcionan?
-¿Me has oído reirme en la noche?
-No...
-Pues más muestra que duermo bien no hay.... pero ¿a qué viene esto? ¿haces algo especial para dormir?
-Cuento ovejas.
Ella ríe con ganas otra vez y él se sonroja entre divertido y avergonzado.
-En serio, cuento ovejas. No lo hacía antes porque me gustaba probar otras cosas... formar objetos tridimensionales en mi imaginación, hacerlos rotar, cambiar de color...
-Lastres de tu pasado hippie...
-Pues sí... culpa de los libros de Castaneda y eso...
-¡Contar ovejas! ¡Creí que eras más complicado que eso!
-¡Hey! No me juzgues así... lo hago porque...
-¿Porque te ayuda a dormir?
-Porque nunca lo hice y me parecía tonto...
Ambos ríen otra vez, se olvidan del reloj, del desayuno, de la calle que los espera.
-Y de pronto ¡bam! me ayuda... tal vez lo deje pronto y busque otra cosa.
-Eso sonó como a excusa de drogadicto...
-Las adicciones son así.
-¡Vivo con un yunkie del insomnio!
-¡No, no, no! Un yunkie del sueño. ¿Qué puedo hacer? Me gusta dormir.
-Pero todo eso no responde a la cuestión de la risa de anoche...
-Tú dijiste que no querías saber.
-Tonto... sí quiero saber ¡por eso empezamos esta conversación de ganado lanar!
-Contaba ovejas anoche...
-Y te hizo gracia que no te hiciera gracia...
-De pronto todo se volvió loco...
-¿De qué manera loco?
-¿Tú sueñas a colores?
-Francamente no lo sé. Creo que a veces sí.
-Pues yo no. Tengo sueños de perro: en blanco y negro.
-¿Y eso qué tiene que ver con...?
-...con las ovejas, sí, a eso voy. Pues que vi los colores muy claro y saltaron algunas ovejas, unas cinco y después...
Víctor toma un largo sorbo de café. Colomba se levanta de la silla y se acerca a él. Ríe, se desespera.
-...un elefante saltó.
-¿Un elefante?
-Y después un oso.
-¿Un oso?
-Un mono grande, muy grande, o sólo su cabeza, no recuerdo...
-¡La cabeza de un mono!
-Hasta una foca.
-¿Una foca saltó tu cerca para las ovejas?
-Hasta las ovejas estaban asombradas y enojadas.
-¿Las ovejas podían ver a los animales que saltaban la cerca?
-Claro, saltan la cerca para entrar a un corral, así es la cosa.
Colomba se aleja de Víctor. Ríe a carcajadas. Hace señas, se contorsiona, cree que se va a hacer pipí. Víctor tiene cara de satisfacción, triunfal; ha contado todo con perfecto y absoluto control, se siente bien al recordar el sueño, aunque técnicamente no fue un sueño.
-¿Y de eso te reías?
-¿Absurdo verdad? Luego me dormí... o eso creo.
-¿Y qué vas a hacer?
-¿Con respecto a qué?
-A tu técnica para dormir...
-No sé... si sigue así la trasladaré a un zoologico.
Guatemala, 12 de agosto de 2006.
***
Sea.
"...dulce eres como la tierra, como ella: frutal y hermosa..."