Recordando a Adolfo Usero
Recordando a Adolfo Usero
Buenas. Soy Adolfo Usero. Nací plebeyo en un barrio plebeyo de Madrid: el Puente de Vallecas. Reivindico mi baja extracción de clase porque creo que es la mejor, la más honrada, porque no puede manipular nada, o poco, y porque ios explotados siempre emiten más radiaciones simpáticas (del nervio) que atraen a otros de la misma vapuleada clase. Sí me hacen duque como a otro Adolfo muy popular, ya será otro cantar.
MÍ primer llanto, pues se escuchó en el Puente de Vallecas el día 3 de abril de 1941. Pese a que había terminado la guerra civil y desoyendo consejos por lo mal que lo iba a pasar en los años siguientes, decidí que aquel tres de abril era un buen día para nacer, ¡qué caray!, luego crecí un poco—cuando naci era bajito—, no mucho, hasta que a los cinco años ya era más alto. Me detengo en esta edad porque evoco recuerdos en los que ya intervienen en mis juegos, tizas, lápices y otras herramientas como el carbón de encina, con el que se hacían unas rayas gordas y manchaban cantidad, oiga.
La situación en mí casa es difícil y mi padre, enfermo, decide meterme en un colegio del Auxilio Social y comparto con Carlos Giménez, hambre, hostias, frío, calor, castigos, sed, juegos y... tebeos. ¡Qué gozada era ver al «Guerrero del Antifaz» repartiendo galletas y dando su merecido a aquellos infieles!, los pobres moros, que ante la fuerza bruta de aquel animal y su sagacidad estaban perdidos —y con la ayuda de Dios, no lo olvidemos—. Vamos que habían pisao mierda, como se dice ahora.
El Guerrero, el Cachorro, el Roberto Alcázar y su acólico enano, nos servían para evadirnos del tormento de rezar todos los días y mitigar el tedio de aquellas enajenantes canciones fascistas que nos obligaban a aprender y cantar, y las máximas joseantonianas que no entendíamos. Y además, los tebeos nos insuflaron los primeros alientos que serían la base de nuestra futura profesión. Y ya hemos llegado a ella.
Con diferente suerte, porque en esta profesión interviene muchísimo !a habilidad y el talento —de ambos .estoy escaso, y no es modestia, lo juro— Carlos y yo seguimos juntos desde hace treinta años y desde hace veinte en la historieta. ¿Cómo pasan las páginas!
Las mías, mis páginas, los primeros trabajos, empecé a realizarlos para Selecciones Ilustradas en 1963 y enseguida me vine a Barcelona. Hice trabajos de sindicación, con guiones y temáticas diversos, oeste, guerra y otras zarandajas. Luego estuve en Bardon An (otra agencia de dibujantes de historietas) y de allí a Ortega, Bruguera... en fin, que original no soy, que esto le ha pasado a todo quisqui.
A destacar entre mis no muy notables trabajos, ROLDÁN SIN MIEDO, para Bruguera, unas cosas de F. Rodríguez De la Fuente, cuyos originales los tiene Jesús Duran —¡A ver si me los das, macho!— una parte de DELTA-99 que yo dibujé y que como era más flojo que el de Carlos, bauticé como DELTA-66, «Los Compañeros de Univerzoo» para PIF, mis colaboraciones en la revista EL PAPUS y en TROYA y las colaboraciones con Carlos Giménez, Luis García y Alfonso Font. Y lo último, ya muy reciente que aparece en CIMOC.
Como veis, queridos lectores, no soy un ejemplo maravilloso, pero yo me gusto. Un abrazo.
Adolfo Usero
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