Facundo Cabral odiaba las computadoras y amaba estar en contacto con el público
Facundo Cabral detesta las computadoras y ama estar frente al público, aunque dice que esta presentación sí es un auténtico adiós. “Ya mi salud no da para estos viajes largos y no es que no me guste viajar”, dice el cantautor argentino quien en su niñez vivió enmedio de gran pobreza en un pueblo de una región desértica.Esta entrevista fue realizada en abril de 2009, a pocas horas del concierto que ofreciera entonces en el Teatro Nacional de Guatemala.
¿Recuerda su primer viaje largo?
Yo salí de a poco. Recuerdo que hice un recorrido por toda América en unos cinco años y medio. El viaje más largo ha sido 165 paísees en 50 años.
¿Una imagen que le haya quedado grabada en un viaje?
En el tren Transiberiano. La temperatura era de 40 grados bajo cero y en los pueblos la gente llegaba al andén para bailar y entretenernos, no para pedir dinero, sólo porque les alegraba hacerlo.
¿Qué ha perdido la humanidad?
La confianza es lo más grave que ha perdido. Yo crecí en una sociedad sin llaves, ni puertas cerradas.
En muchos sentidos, usted es como un niño grande...
Sí. Cuando dicen tercera edad, yo no me siento incluido. Viejos son los otros. Creo que soy muy adolescente.
¿A quién considera su maestro?
Al gran Atahualpa Yupanqui. Él nos enseñó a cantar.
¿Y en literatura?
Borges, sin duda. Pero también Almafuerte, un gran poeta argentino.
¿Es un nómada?
Sí. Lo soy. Por eso me sentí muy buen cuando viví con los beduinos, ahí me sentí cómodo.
¿Le recordó su infancia?
Claro que sí. Ese desierto donde viví mi niñez o sufrí, pero me enamoré de él, porque era un lugar abierto y libre.
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