Yo agregaría un poquito más: el problema de las razas no se reduce a si hay o no algún debate filosófico en torno a ellas, no depende tampoco de si a alguien se le ocurre mencionar el tema; el verdadero problema es que efectivamente existe discriminación racial en muchos de nuestros países. Incluso, aunque parezca mentira, he escuchado que hasta en el mismo Haití se practica; lo cual, por cierto, no me sorprende para nada. Luego entonces, lo que dice el compañero Cantonuevo es estrictamente cierto; pues la discriminación racial es un hecho fáctico en nuestro continente, y es por esta razón que en mi pequeño y desprolijo ensayo también lo explico claramente.
Les puedo poner otro ejemplo: aquí en Venezuela hay lugares en los cuales no se permite el ingreso a personas de piel oscura; especificamente, negros. Entonces me pregunto: ¿quién es el culpable de que se mantenga latente y candente el tema racial: el discriminado o quien discrimina? ¿Debemos, entonces, quedarnos callados ante esta malsana práctica, sólo por el prurito de que se detenga tan infame acción? ¿Desaparecerá el racismo, sólo porque nadie lo mencione?...
Hasta hace poco más de cuatro décadas, en los tiempos en que aún vivía Martin Luther King, en Los Estados Unidos de América había segregación racial. Existían baños para blancos y otros para personas de color; en un autobús no podía ir sentado un negro, mientras un blanco estuviera de pie. Había, incluso, lugares públicos en donde sólo los blancos podían beber agua. ¿Se acuerda alguien de Nelson Mandela y el régimen del apartheid en Sudáfrica? Pues bien, la "culpa" del racismo de ayer, así como del que se practica hoy en el mundo, no es responsabilidad de quien de manera "desprolija" lo plantea en algún artículo; sino de aquellos que lo practican con saña. Luego entonces, no es para nada inteligente que dijéramos: "Si la noticia es mala, maten entonces al mensajero"...
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