
Iniciado por
Pablo Chavarría
El problema de las razas no se debe a que exista un debate acerca de él. Pero si en el debate, no aparecen ideas que sirvan para resolver parte o todo del problema, entonces simplemente lo magnifican y sería, como decía mi abuelita, pintarle al tigre una nueva raya.
Siempre he creído que lo más difícil para uno que se cree poeta, es leer artículos de opinión y pienso, que para los redactores de artículos de opinión, es muy difícil leer poesía. Es difícil para mí negar la vocación; pero por el bien del debate, haré el intento de apagar las metáforas un rato (!)
El lector asume distintos roles cuando abre un libro, cualquier libro. Puede asentir, disentir, complementar, comparar, valorar o desvalorar una o varias de las ideas que ha encontrado. El escritor, por otro lado, puede realizar las mismas acciones y además, llevar a los lectores la comprensión de ciertos temas, desde su particular punto de vista. Esto se llama, enfoque. Por el tiempo que he tenido de compartir con Ud. Alexis, veo que hace bien la primera parte: fundamentarse, leer, informarse; pero le falta el otro elemento que es crucial para escribir y eso es, aplicar el ingenio para no repetir lo que otros ya dijeron. El primer crítico de su trabajo es Ud. mismo y allí es donde puede empezar a mejorarlo. No se minimice: Estar publicado en diarios, en revistas, en libros o etc. no lo hace escritor. Ud. es escritor porque escribe.
He notado, no de este Colloquim; si no de los anteriores, que basa sus argumentos en las experiencias y en los fundamentos que recibe. ¿Qué más? Es lo que tiene que preguntarse cuando sienta que un artículo ya está completo.
¿Qué sucedió en Canciones del ayer? Aunque no conozco todo el incidente, por lo que ha comentado, deduzco lo siguiente: Encontró Ud. críticos que no aceptaron el artículo y además, cometieron el error de censurarlo. Encontró Ud. personas que no compartían su opinión y lo cortaron, que decidieron seguir una sola línea de pensamiento y que no estaban dispuestas a aceptar la diversidad de opinión. Como Ud. ahora, no está dispuesto a aceptar las mías. En Canciones del ayer encontraron un problema (¿para qué discutir sobre algo que pasó hace 500 años?) Hubo una diferencia... o ellos no comprendieran lo que Ud. planteaba o Ud. no supo plantearlo para que ellos lo comprendieran.
No defienda una posición solo por que es la suya. Todas las personas son capaces de formular opiniones y por eso es que los poetas tenemos problemas para leer artículos. El reto del escritor no es manejar el lenguaje, ni tener certeza de las cosas. Es dudar las cosas y tratar de resolver la duda de la mejor manera que le sea posible. Haga un primer ejercicio: lea su artículo de nuevo y vea si puede o no puede plantearse de otra forma. Haga un segundo ejercicio: mire cuantas veces, a lo largo de éste coloquio, ha sido capaz de convencerse de otras ideas distintas a las planteó originalmente o a las que defiende a menudo. ¿Está dispuesto a tolerar la diversidad de opinión o solo quiere un espacio para las suyas? Despierte y mire que Ud. y yo, somos las caras de una moneda que jamás caerá de canto.
El escritor, americano, europeo o de donde sea; tiene una capacidad que no tienen los otros. Y es la capacidad de concilio. Seguir una línea de pensamiento es sencillo, cuestionarla para que tal línea sea realmente la que nos conviene a todos, conciliando la diversidad de opiniones, es lo que nos vuelve una mejor comunidad. No estamos tratando de matar al mensajero. Le pedimos al mensajero, que haga algo más que entregar la carta.
Y a eso nos referimos con trascender de la Historia, de la definición y de los eventos que imposibilitan la acción. Los americanos ya no podemos vivir compadeciéndonos de las heridas. Como Adanes renovados, ya no nos lamentamos por haber perdido la costilla. Nos entregamos a la Eva. En este siglo, pasaremos de la crítica a la acción y sin dejar de ser críticos hacia nosotros mismos. La cultura es un arma como es también una herramienta, un lienzo, una máquina de calcular y un horizonte límpido. Es lo que permite a varios individuos hermanarse, sin perder lo que puede hacer el individuo. Un planta cuyas raíces están el pasado y con flores transformadoras de presente.
¿He negado la Historia? ¿A Colón, los latigazos, el racismo? ¿O la uso ya para hacer lo que me corresponde? Primero yo, primero yo Alexis. Si los demás se suman o no, será decisión de ellos. Pero primero cambiaré yo, para cambiar al mundo.
El escritor hace algo más que poner palabra tras palabra, algo más que poner sus opiniones. Lo hace a diario y tras cada artículo, encuentra algo necesario para escribir en el próximo, el elemento siempre faltante: eso nos mantiene jóvenes. Trascienda de sus dudas y no se doble ante los libros, use los libros y nunca deje de ejercitar el intelecto, el intelecto, el intelecto. ¿Lo criticaron? ¿Lo censuraron? Nos pasa a todos y aquí encontró un foro donde la censura está prohibida. Le repito, no se minimice: Si Poe estuviera vivo, si Guillén estuviera vivo, si Don José Martí estuviera vivo; mirarían por encima de su hombro para ver si le aprenden algo. No se centre en rebatir, sino en empezar de nuevo. No haga citas, no use tildes, que es un hábito muy desagradable y no se enfoque en responderme. Comience de nuevo, porque la página en blanco es una Tierra Santa a donde hay que entrar con los pies descalzos.
El americano de este siglo comprende que el cambio no es sencillo, que la cultura es innegable, pero que no lastra. Que se puede vivir en Caracas, en Buenos Aires, en Todos Santos Cuchumatán o a dos calles de la Casa Blanca en Washington D.C. porque su identidad jamás se pierde. Su identidad, lo que lo vuelve americano, es la capacidad de hacer de su tiempo y con esto me refiero a su vida entera, a escapar del estereotipo americano... el cual, ya quedó demostrado, no existe.
No es el orgullo, la pasión, la razón o sinrazón de llamarnos americanos. En el 12 de Octubre, nos declaramos vivos y avanzando. Siendo y dejando que otros también sean. El problema de las razas, ya comenzó a resolverse.
Saludos y abrazos fortísimos.