Es una verdadera lástima que en muchos de nuestros países, el sistema educativo no estimule de manera efectiva a los jóvenes estudiantes para cultivar tan necesario y apremiante hábito. No pocos coincidimos en afirmar, por razones más que obvias, que la lectura ensancha nuestros conocimientos, así como también la perspectiva que tenemos del mundo que nos rodea. Es esta, a mi juicio, una de nuestras grandes fallas como repúblicas, que ha impedido que tengamos personas lo suficientemente analíticas y críticas para un mejor desempeño en cada una de sus respectivas tareas.
Por supuesto, no voy a decir que sea la generalidad de los casos, desde luego que no; sin embargo, siempre he creído que a todo educando debe demostrársele que la adquisición de conocimientos va más allá de las horas que se pasan sentados en las butacas de sus aulas, que hay sabiduría más allá, esparcidas en innumerables libros escritos por hombres y mujeres cultos y grandes pensadores. Que el aprendizaje ni comienza ni termina con la aprobación de algún examen requisitorio para "pasar" de curso o grado; que la lectura es una tarea interminable, porque siempre habrá algo nuevo qué aprender...