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Tema: Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca

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    Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca
    poeta en nueva york de federico garcc3ada lorca - Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca
    García Lorca dejó España en 1929 para impartir unas conferencias en Cuba y Nueva York. Aún así, el motivo del viaje fue quizá un pretexto para cambiar de aires y huir del ambiente que le rodeaba y que le oprimía: debido a
    un fracaso sentimental y al dilema interior que sentía por su sexualidad, Lorca padeció en esa época una profunda depresión. Vivió en Nueva York del 25 de junio de 1929 al 4 de marzo de 1930, partiendo entonces hacia Cuba, donde residió por un espacio de tres meses.A Lorca le impactó profundamente la sociedad norteamericana, sintiendo desde el inicio de su estancia una profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización de la sociedad moderna, al tiempo que repudiaba el trato dispensado a la minoría de color. Poeta en Nueva York fue para Lorca un grito de horror, de denuncia contra la injusticia y la discriminación, contra la deshumanización de la sociedad moderna y la alienación del ser humano, al tiempo que reclamaba una nueva dimensión humana donde predominase la libertad y la justicia, el amor y la belleza.[2] Es por ello por lo que puede ser considerada una de las obras poéticas más importantes y relevantes de la historia de este arte, dado su trascendentalismo. Una crítica poética en un momento de cambios económicos y sociales de una magnitud única en toda la historia de la
    humanidad, que convierte esta obra en una profunda reflexión pesimista y hace que sea un nexo de unión entre el modernismo y la nueva era tecnológica:
    Debajo de las multiplicaciones
    hay una gota de sangre de pato.
    Debajo de las divisiones
    hay una gota de sangre de marinero.
    Debajo de las sumas, un río de sangre tierna.
    Un río que viene cantando
    por los dormitorios de los arrabales,
    y es plata, cemento o brisa
    en el alba mentida de New York.
    Existen las montañas, lo sé.
    Y los anteojos para la sabiduría,
    Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
    Yo he venido para ver la turbia sangre,
    la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
    y el espíritu a la lengua de la cobra.
    Todos los días se matan en New York
    cuatro millones de patos,
    cinco millones de cerdos,
    dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
    un millón de vacas,
    un millón de corderos
    y dos millones de gallos
    que dejan los cielos hechos añicos.
    Más vale sollozar afilando la navaja
    o asesinar a los perros
    en las alucinantes cacerías
    que resistir en la madrugada
    los interminables trenes de leche,
    los interminables trenes de sangre,
    y los trenes de rosas maniatadas
    por los comerciantes de perfumes.
    Los patos y las palomas
    y los cerdos y los corderos
    ponen sus gotas de sangre
    debajo de las multiplicaciones;
    y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
    llenan de dolor el valle
    donde el Hudson se emborracha con aceite.
    Yo denuncio a toda la gente
    que ignora la otra mitad,
    la mitad irredimible
    que levanta sus montes de cemento
    donde laten los corazones
    de los animalitos que se olvidan
    y donde caeremos todos
    en la última fiesta de los taladros.
    Os escupo en la cara.
    La otra mitad me escucha
    devorando, orinando, volando en su pureza
    como los niños en las porterías
    que llevan frágiles palitos
    a los huecos donde se oxidan
    las antenas de los insectos.
    No es el infierno, es la calle.
    No es la muerte, es la tienda de frutas.
    Hay un mundo de ríos quebrados
    y distancias inasibles
    en la patita de ese gato
    quebrada por el automóvil,
    y yo oigo el canto de la lombriz
    en el corazón de muchas niñas.
    Óxido, fermento, tierra estremecida.
    Tierra tú mismo que nadas
    por los números de la oficina.
    ¿Qué voy a hacer?, ¿ordenar los paisajes?
    ¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
    que luego son pedazos de madera
    y bocanadas de sangre?
    San Ignacio de Loyola
    asesinó un pequeño conejo
    y todavía sus labios gimen
    por las torres de las iglesias.
    No, no, no, no; yo denuncio.
    Yo denuncio la conjura
    de estas desiertas oficinas
    que no radian las agonías,
    que borran los programas de la selva,
    y me ofrezco a ser comido
    por las vacas estrujadas
    cuando sus gritos llenan el valle
    donde el Hudson se emborracha con aceite.

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    Última edición por jmm00044; 31 diciembre 2013 a las 06:12 Razón: Nuevos links
    Saludos desde Alandalus Sefarad o Hispania
    bandera republica - Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca
    sig chema - Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca
    novotes - Poeta en Nueva York - Federico Garcia Lorca
    Si eres novato o tienes problemas pasate por aquí:
    https://culturaparatodos.eu/announcement.php?f=125

  2. Los siguientes 3 Usuarios agradecieron a jmm00044 este mensaje:

    Arandelo (20 marzo 2020), Ezra Poun (26 septiembre 2014), tacege3948 (27 marzo 2022)

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  3. Poeta en Nueva york - Federico Garcia Lorca
    Por jmm00044 en el foro Aportes Caídos
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    Último mensaje: 10 diciembre 2016, 17:01

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