Lo simple que usted relata ha sido siempre su problema. El problema es que su espíritu carece de estima por lo propio. La única diferencia entre la poesía y la prosa es el sentido en que se haga... Dejar que guíe la escritura en lugar de guiarla uno mismo esa libertad nos libera de muchísimos lastres de la personalidad, fortalece y exalta el espíritu del hombre. Los ideales más altos son aquellos que llevan al hombre al despertar que mis abuelos realizan.
Ofende, usted la capacidad de ofender y se equivoca en sus juicios sobre Galileo. No puede apoyarse en la Historia porque ésta es una opción parcial de la Verdad. ¿Absolutamente todos los católicos pensaban igual? Imposible. Si ahora, con el avance de las ciencias y de la tecnología, hallar tal consenso es imposible. No sabemos, no sabemos cómo pensaron todos los católicos en aquel entonces como tampoco sabemos cómo piensan todos los católicos ahora y no sabemos cómo pensarán los católicos mañana... He allí el problema que en esta era no resolveremos.
Abandonarlo todo y reconocer que no tenemos ideas; sino que estas llegan a nosotros, es un pensamiento que siempre me ha apetecido. No ser dueño de lo que escribo y decir que todo es al contrario, que yo pertenezco a las palabras, es lo que permite conocer el espíritu que mora en ellas. Entonces ocurre, Alexis. Uno despierta a una realidad en la que siempre está escribiendo; en la que cada evento, por desagradable que parezca, tiene signatura de fantástico. Se llega a la humildad sin decir que la buscamos y se dejan las ironías, alcanzando el balance en los conflictos. La paz siempre ha estado al alcance de los sueños.