Lo siento... no resistí la tentación
El ilusionista.
Nadie sabía por qué arriesgaba la vida frente a la temible anémona. Nadaba velozmente entre sus polipos sin lastimarse y esto era admirado por las hembras, que lo consideraban muy valiente. Los machos, por otro lado, lo consideraban un payaso y que hacía aquellos pases temerarios solo para ganarse la admiración de las muchachas.
Nadie supo tampoco, que él y la anémona ya lo habían arreglado todo desde antes y que el truco no requería mucha magia; pero sí bastante ingenio.
... Siguiente
![]()