Tocabas la cúpula del cielo mientras tus pies remojaban su cansancio en los océanos tibios. Abriendo los ojos, las calles de tu pueblo siguen tiesas y podridas; bulle el hambre en tu barriga, los dolores en tus huesos y las sombras en tu sombra y en la sombra pequeña de tu pequeña estatura.
Seguías igual, tocando la cúpula del cielo; mientras la gente en otras partes, viste bien y a la moda, come a sus horas y consume lo que no tiene y tampoco le ha costado. Sobre el ardor del mediodía, vuela en círculos un ave y entre sus plumas trae la lúgubre esperanza de la muerte. Somalia, Haití, Guatemala.
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