Vete. No me mires, no digas ni una palabra, no te atrevas a intentar justificar lo injustificable, a querer que vuelva a creer tus sucias mentiras, las patéticas promesas que nunca vas a cumplir. Lo has conseguido, has conseguido que te odie y que me odie por haber sido tu juguete, por haberte perdonado un millón de veces, por esperar inútilmente a que cambiases, por soñar con un futuro juntos sin reproches, sin ausencias, sin dolor... ¡Que estúpida he sido!.
Ahora solo quiero llorar, llorar hasta que no me quede ni una lagrima, llorar para limpiarme de ti, lamentar el tiempo que he perdido a tu lado, mientras espero que esta pena negra se vaya con la luz del día, que se haga realidad esa soleada mañana en la que tu no seas más que un lejano y difuminado recuerdo.
Y aquí dejo la imagen:
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