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Re: Los Borbones. La España Real.
Las televisiones públicas siempre han sido la gran ambición de los partidos políticos para influir en la audiencia y ganar elecciones. El problema es que cuando se le echa demasiada sal al guiso, el sabor se estropea y repugna, ocurre en todas las cadenas públicas.
Las televisiones públicas, cuando dejan de ser públicas para convertirse en políticas, se convierten en un comedero de enchufados, malversadores, y gurús vendedores de crecepelo, que convencen a los políticos que la televisión lo es todo en política. Si no las ve nadie, si son groseramente partidistas, o incluso sectarias, no importa, porque quien paga es el contribuyente, lo único importante es que el dirigente de turno, crea que favorece sus intereses.
Canal 9 lo cerraron, porque aparte de su escandaloso gasto (tenía más plantilla que A3 y Telecinco juntas), no quería verla ni el Tato, y aunque con muchos menos derroche, lo mismo está ocurriendo con À Punt.
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