"Cuando yo gobierne el paro bajará"
"Cuando yo gobierne el paro bajará"
Por Enric Hernández
Domingo, 28 de abril del 2013
La frase lapidaria, pronunciada hace tres años frente a una oficina del Inem, pesa como una losa sobre la credibilidad política de Mariano Rajoy: "No le quepa duda de que cuando yo gobierne bajará el paro". El firme compromiso del entonces aspirante a la Moncloa respondía a la reciente encuesta de población activa (EPA), cuyos datos, en sus propias palabras, eran "inasumibles" e "impropios" de un país como España: 4,3 millones de desocupados y una tasa de paro del 18,8%. Este jueves, cubierto el primer tercio de su mandato, ni el presidente ni su ministra de Empleo quisieron valorar en público la última EPA: 6,2 millones de parados y una tasa del 27%. Inasumible, impropio.
Rotas ya todas sus promesas (salvo, oh casualidad, la que atañe a la restricción del aborto), el gobernante de la palabra líquida ("Quien me ha impedido cumplir mi programa ha sido la realidad") y la presencia de plasma ("Daré la cara ante las dificultades sin esconderme") dejó el viernes que sus ministros anunciaran la última 'buena nueva': la recesión española, agravada y prolongada, mantendrá la tasa de paro por encima del 25% durante todo lo que resta de legislatura. Misión cumplida.
Este domingo, cuando reciba en Granada al 'premier' de la rescatada Irlanda (7,6% de déficit, 14% de paro), Rajoy tendrá la oportunidad de explicarnos que, merced a su brillante gestión, España ha esquivado el rescate europeo; véase si no la caída de la prima de riesgo, acogida con tanto alborozo en los dos millones de hogares con todos sus miembros desempleados. Nos podrá aclarar también que la subida de impuestos, que calificó de "temporal", igual al final no lo es tanto. O que aquello de que "en la segunda parte del 2013 se comenzará a ver la recuperación" tal vez no se acabe confirmando del todo. Total, minucias.
NI LA MÁS REMOTA IDEA
Mejor sería que por una vez, en un arrebato de sinceridad, nos confesara la verdad: que ningún político español --ni él, ni sus ministros, ni sus antecesores...-- tiene la más remota idea de cómo salir de esta. Al fin y al cabo, todos sabemos ya que a quienes votamos no nos gobiernan y a quienes en realidad nos gobiernan, no los podemos votar.
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