Doctor Pedro Vallina
Anotemos cuatro cosas, de entrada que Pedro Vallina, (Guadalcanal, Sevilla, 1879-Veracruz, México, 1970), fue médico, escritor y agitador anarquista, el primer biógrafo (Crónica de un revolucionario. Con trozos de la vida de Fermín Salvochea. Ed. So*lidaridad Obrera, París, 1958) y el más reconocido discípulo del legendario Fermín Salvochea.

Pedr era hijo de un confitero y pequeño terrateniente de Sevilla y estudiaba medicina cuando entró en contacto con el primer núcleo anarquista andaluz y conoció al diputado libetario Giuseppe Fanelli. Hizo la carrera en Cádiz, y amplió sus conocimien*tos en Madrid, París y Londres. Resulta implicado en la represión que sigue a un atentado contra Alfonso XII. Hondamente humanista y paci*fista, Vallina enfoca su actividad militante fundamentalmente hacia la propa*ganda oral y escrita, confía en las virtudes de la educación popular y denuncia con vehemencia las condiciones higiénicas y sanitarias de la población obrera.

En colaboración con la CNT construirá un Sanatorio Antituberculoso para los trabajadores. En 1919 formará parte del Comité Revolucionario que lucha por las mejoras de los inquilinos en Sevi*lla, y asume responsabilidades como tesorero del sindicato en la región. Durante el llamado "bienio bolchevista", Vallina fue desterrado hasta en cuatro ocasio*nes: al norte de África, a Portugal y a diferentes pueblos extremeños donde pronto será apreciado por los oprimidos y ferozmente odiado por los opresores.

Tal como testimonia la película de Antonio Gozalo, Una pasión singular, Valina colaboró con el "andalucista liberalista" Blas Infante, al que calificó como "el más ilustre hijo de Sevilla", pero se negó a formar parte (por principios) en las candidaturas andalucistas. Al comienzo del período republicano, Vallina era ya la encarnación del "fantasma" de la revolución en Andalucía para las autoridades. Miguel Maura llegó a estar convencido de que Vallina estaba organizando una insurrección en Andalucía, que tenía como centro Sevilla y como medio de presión directa la huelga general revolucionaria. El gobernador civil de la capital andaluza llegó a idear una trampa para responsabilizar a Vallina y anularlo para siempre. Vallina se instaló en Alcalá de Guadaira e instó al movimiento obrero para que no cayera en una encerrona. No obstante fue detenido y la huelga estalló dando la oportunidad a la guardia civil para asesinar a 39 obreros en Sevilla y cerca de 100 en la provincia. Vallina tuvo que ser liberado tres meses más tarde.
Retirado de sus actividades militantes en Almadén (Ciudad Real), se reveló como el líder indiscutido del movimiento obrero del lugar, e hizo adelantar la revolución a principios del mes de junio de 1936. En esta fecha y como producto de un enfrentamiento entre la dirección de las minas y los obreros, éstos se apoderaron de las instalaciones después de ha*ber expulsado a los consejeros municipales reaccionarios de la ciudad. La situación se mantenía el 19 de julio y los mineros formaron milicias para ayudar a luchar contra el levantamiento. El final de la gue*rra civil le llevaron a Francia donde intervino en la vida organizativa de la confederación. Ulteriormente se trasladó a la República Dominicana y a México, donde mostró un gran interés por las comunidades indígenas a las que ayudó como médico. Sus Memorias fueron publicadas en dos to*mos en Caracas (1968) y en México (Tierra y libertad, 1971; existe una coedición relativamente reciente efectuada por Libre Pensamiento y el Centro Andaluz del Libro) y constituyen un testimonio de pri*mera magnitud para reconstruir la historia de la lucha de clases y del anarquismo en la Andalucía de principios del siglo XX, y en ella la de uno de sus protagonistas más destacado aunque no por ello menos controvertido
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