¡De ninguna manera podría sentirme ofendido por tus comentarios sobre mi artículo, compañero Antonio, ya que con ellos sólo me expresas con libertad lo que opinas sobre éste tipo de literatura! Y créeme si te digo que me agrada tu sinceridad al respecto, porque cuando escribo algo, mi objetivo principal no es precisamente que todos aquellos que me lean me aplaudan como monos amaestrados. ¡Eso no tendría ningún sentido para mí! Además, desde hace mucho tiempo aprendí que el hombre enriquece su acervo cultural e ideas, aderezándolas con las de otros; después de todo (yo también soy medio refranero), por ahí dicen que "Dos cabezas piensan mejor que una"; y yo agregaría que "Muchas cabezas piensan mejor dos". ¿No te parece, amigo?...

Te envidio mucho cuando dices que "A la hora de leer te gusta ir a lo seguro", porque en cuanto a mí respecta, por lo regular, nunca tengo nada seguro entre mis manos. Es decir, que no tengo los medios necesarios y suficientes como para saber qué podría ser verdad y qué no lo es; ergo, tengo que leerlo para ver qué conclusiones puedo obtener de dicha lectura. Pero aún así, la duda y la incertidumbre siempre me acompañarán, y mientras más conclusiones "verdaderas" descubro, mayor es mi miedo al equívoco...¡Qué cosas!...¿no?...Pero volviendo al aspecto filosófico de la verdad, trataré de hacerte un comentario lo más sucinto posible en torno a esta importante cuestión; sin embargo te advierto que en tales temas no soy más que un perfecto ignaro, razón por la cual siempre me he autodefinido con un "Escribidor de ideas sueltas", cosa que a grandes rasgos determina y resume lo que en realidad soy hasta ahora.

No querría yo tratar de "rebuscar" en algún diccionario de la RAE, o libro de filosofía, la definición formal de éste concepto al que llamamos "verdad", no porque no pueda, ni tenga derecho, sino porque con ello lo único que conseguiría sería amputar el toque personal que a tal concepto deseo darle. Por lo tanto, prefiero que de mí se diga que soy un hombre equivocado con mis ideas, mas no una pésima copia de otros, a la par de que ello me haría un ser sin ninguna autenticidad. Y no es que siempre me acompañe el prurito de querer ser original en todo; ¡en lo absoluto! Pero sí me gusta enarbolar y defender, hasta donde me fuere posible, todas aquellas ideas en las que creo, dejando intacto, por supuesto y, sobre todo, la gran posibilidad de estar equivocado, pues pienso que creer que siempre se está en posesión de la verdad, es talvez la más grande de las ignorancias. Mas no obstante, con tu permiso, quiero me permitas hacer un pequeño ejercicio, o más bien...digamos...una pequeña divagación sobre éste concepto, y aunque en verdad habría querido utilizar el vocablo disertación, no emplearé tal término, porque sospecho me queda un tanto grande, dada mi condición de hombre ignaro en tales tópicos.

¿Por qué digo que las verdades son relativas, y que estas bien podrían variar en el tiempo? Pues al menos para mí esto es tan simple que es de fácil aprehensión, y para ello propondré un par de sencillos ejemplos. Tú, por ejemplo, dices que te llamas Antonio, y supongamos que en verdad, ese es tu nombre verdadero. Entonces, he ahí una verdad universal: tú te llamas Antonio. Pero resulta que si ello es cierto, es porque tus padres hace años decidieron nombrarte así. Por lo tanto, esa gran verdad sobre tu nombre, Antonio, tuvo un antecedente, el cual fue el condicionante para que hoy, tu verdadero nombre fuera éste: Antonio. Pero supongamos que hoy tú decides quitarte ese nombre, y llamarte, digamos, Miguel. De hacerlo según lo que allá, en España, paute la ley, pasarás legalmente a llamarte Miguel, y no Antonio. Luego, quien diga o afirme que tú ahora te llamas Antonio, estará sencillamente mintiendo.

Otro sencillo ejemplo tomado de la ciencia Física: como sé es de tu conocimiento, aquí en La Tierra, todos los cuerpos pesan, y dicha magnitud puede cuantificarse con una balanza. Sin embargo, en el espacio exterior, fuera de cualquier otro planeta, los cuerpos caen en estado de ingravidez y no pesan. Entonces, ahora resulta que esa característica que poseen todos los cuerpos materiales de tener peso aquí en La Tierra, allá arriba no existe; es decir, que no pesan. Por lo tanto, afirmar que una de las propiedades de la materia es que pesa, es una verdad relativa o "a medias", porque habría que tener en cuenta dónde se encuentra el objeto o cuerpo material.

Otro aspecto sobre éste asunto que no debemos perder de vista, es que "las verdades" dependen mucho de los niveles de conocimientos que en un momento histórico determinado, haya acumulado el hombre. Pero aún así, no es nada fácil el poder establecer qué es y qué no es verdad, porque aún las cosas que son "lógicas" en apariencia, luego se descubre que no son tales. Por lo tanto, desde hace mucho tiempo comprendí que cada vez que aprendemos algo, nos hacemos más ignorantes; luego, otra vez estamos ante una "verdad a medias"...Pero en fin...

He aquí otra sencillo, pero aleccionador ejemplo sobre eso que llamamos "verdad": yo, por ejemplo, no como pepinos, porque lo considero un vegetal de sabor muy desagradable, a tal punto, que si lo ingiero, de inmediato me provoca nauseas y vómitos. Luego, yo podría afirmar que "El pepino tiene un sabor bastante desagradable y repulsivo"; por lo tanto, para mí, tal aserto encerraría una gran verdad irrefutable. Pero es muy probable que tú opines todo lo contrario; es decir, que a ti sí te guste el pepino y que afirmes que "El pepino tiene un rico sabor". Entonces, aquí cabría preguntarse: ¿Quién de los dos dice la verdad?...¿Yo, quien afirmo que el pepino sabe muy mal, o tú, quien dices todo lo contrario?...Bueno, creo que cada uno maneja una "verdad relativa"; es decir, que el pepino tendrá un rico sabor o no, dependiendo de quién de los dos (tú o yo) se lo lleve a la boca. Luego, no creo que en éste mundo haya juez capaz de decidir quién de los dos está en lo cierto...

Una de las ciencias más hermosas y espectaculares que ha creado el hombre es, sin lugar a dudas, las matemáticas. Hasta donde sé, esta disciplina científica ha elaborado sus fundamentos teóricos a base de conceptos no denifinidos y de proposiciones llamadas axiomas; estas últimas, de fácil comprensión y aceptación por su evidencia, pero que sin embargo, fíjate tú, Antonio, qué ironía, que no pueden demostrarse. Entonces, aquí estaríamos ante una paradoja espectacular, porque ¿cómo entender que algo tan evidente no puede ser demostrado?...¡Qué ilógico!, ¿verdad?...Pero aún hay más: la matemática es una ciencia que en parte ha sido construída a base de conceptos que no pueden ser definidos, excepto por comparaciones, porque de hacerse tales definiciones, rápidamente se caería en un círculo vicioso; o más bien, en un abismo del cual, hasta ahora, no se ha podido tocar fondo...Y fíjate tú, Antonio, que precisamente esta fue una de las críticas más importantes que se le hicieron a uno de los matemáticos más geniales de la antigüedad: Euclides, un geómetra griego, natural de la ciudad egipcia de Alejandría, de quien se dice ser "El padre de la Geometría", y autor de aquella famosa obra matemática titulada "Elementos", cuando se afirma de él que cometió el error de definir algunos conceptos que hoy los matemáticos modernos niegan puedan ser definidos. Pero el caso es que pese a ello, a él se le atribuye el haber transformado la geometría de un conjunto de ideas empíricas, en un ciencia netamente deductiva, organizada y sistematizada. Por lo tanto, siempre me ha llamado la atención el hecho de que una ciencia basada en conceptos que en algunos casos no pueden ser definidos, y en proposiciones que si bien son fáciles de comprender por su lógica, no pueden, sin embargo, ser demostradas, pueda ser considerada una ciencia exacta...¿Otra paradoja?...

Ahora bien, ¿qué es "la verdad" para mí? Mucho me temo, Antonio, que por ahora no tengo una definición lo suficientemente clara sobre tal concepto. Lo único que al parecer sí tengo con mayor certeza, es que los hombres la buscamos de manera incansable a través de eso que llamamos ciencias, y por si fuera poco, también nos la "inventamos" con eso que llamamos arte, convirtiéndonos de esta manera en grandes especuladores y manipuladores; es decir: que con las ciencias especulamos sobre la realidad universal, mientras que con el arte manipulamos esta misma realidad, para así convertir cualquier mentira en una "realidad", "nuestra realidad". Y si no, sólo ponte a pensar en el arte surrealista...

Y concluyo diciéndote que, algo bueno que tiene el perseguir la verdad, entre otras cosas, es que aunque nunca la lleguemos a encontrar, (no al menos como quisiéramos) siempre en el camino iremos descubriendo otros principios que nos serán muy útiles para comprender ciertos aspecto de la naturaleza. Por lo tanto, a veces pienso que eso que llamamos verdad, no es más que un conjunto infinito de principios esparcidos por todo el universo, y que toca a nosotros buscarlos, encontrarlos y atarlos, para servirnos de ellos de la mejor manera posible...¡Y sí lo estamos haciendo!...Bien o mal, pero lo estamos haciendo...

Gracias por tus palabras y comentario, Antonio.
Un abrazo, Alexis.-