En 1963, llega a la presidencia de la República Dominicana, el gobierno más democrático que hasta ese momento había tenido ese país americano. Dicho gobierno estaba encabezado por un hijo de inmigrantes españoles, quien desde sus inicios presentó un novedoso proyecto de ley, el cual, entre otras cosas, contenía una nueva reforma agraria y leyes que protegían a los trabajadores, porque la idea era democratizar al máximo un país que recién salía de una de la dictaduras más sanguinarias no sólo de América, sino del resto el mundo.
Sin embargo, a Washington no le gustaron las modernas y populares ideas del Prof. Juan Bosch, y de inmediato se puso al frente de una conjura que culminó con su derrocamiento; y el resultado de aquella acción fue el advenimiento de una nueva tiranía disfrazada de democracia, la cual continuó con aquel legado de sangre heredado de la era trujillista, con un saldo de más de tres mil dominicanos asesinados o desaparecidos, sin contar aquellos que corrieron mejor suerte, porque sólo fueron encarcelados y torturados; mientras que otros se fueron al exilio.