Tanatorios: el nuevo sitio de moda para ir a ligar
En el próximo entierro, no olvides llevar un paquete de condones junto al de pañuelos
Yo pensaba que el mejor sitio para encontrar chicas desesperadas era una discoteca a las 6 de las madrugada. Hasta que descubrí los tanatorios".

Las palabras son de Josema Olañeta, un joven entusiasta de la nueva práctica de ir a ligar a los tanatorios, conocida por el nombre de Ligor Mortis. De negro impoluto, armado con un arsenal de ingeniosas frases de condolencia y con el pene más tieso que el brazo del muerto, Josema se dirige a un velatorio al azar para conocer chicas.

Los que lo han probado, jamás vuelven a una discoteca para intentar follar. Para ellos, el tanatorio tan solo tiene ventajas. No tienes que bailar, ni dejarte el sueldo en copas, ni escuchar mala música. "A veces a medio polvo alguien se te pone a llorar", admite Josema. "Pero prefiero eso a que alguien me vomite encima de lo borracho que va".

¿Es difícil ligar en un tanatorio? No mucho. Aunque cuesta acostumbrarse, afirma Josema. Al principio, cuando quería hablar con una chica en un tanatorio, le salían frases como "¿vienes mucho por aquí?" o "¡menudo ambientazo!", que no solían ser tan bien recibidas como en una discoteca.

Sin embargo, las tácticas son las mismas en ambos sitios. Aunque hay que saber adaptarse. En lugar de un cigarro, puedes pedir un pañuelo. "Pero hay que saber comportarse", advierte Josema. "Fumar durante una conversación te hace parecer interesante. Sonarte los mocos durante una pausa dramática solo te hace parecer guarro".

Dado el ambiente de tristeza que reina en un tanatorio, el ingenio es muy bien recibido. Dar el pésame diciendo "No somos nada... ¡Porque tu no quieres, guapa!" o "Es pronto para acompañarte en el sentimiento, pero si quieres te acompaño a la cama" son infalibles. Con ellas, Josema ha conquistado a una infinidad de chicas.

Él afirma que el tanatorio jamás le ha cortado el rollo. "De hecho, tengo un ritual. Cuando marcho del tanatorio acompañado de una bella mujer, me gusta pasar por delante del muerto con ella y susurrar GRACIAS, CRACK. Una vez incluso me pareció que me guiñaba un ojo".

Al preguntarle si este suceso no le cohibió, responde: "Para nada. Me la puso como un ataúd de roble viejo".
FUENTE: El Jueves