Los timos y estafas en anuncios de Internet

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Pues bien compañeros no hablo o no solo hablo del amigo americano y su banda que nos espia con el descaro del que se siente el Sheriff de la pelicula, me referiero fundamentalmente a gentes que estan mas cerca nuestra , si me refiero a los que manejan sus foros y web como un negocio que a veces bordea la delincuencia y otras cae de lleno en ella.
Tengo mala suerte es verdad he topado con dos bandas de matones a lo largo de mi ya larga vida en Internet y la participacion en foros, en ambos sitios la propaganda abruma al forero (evidentemente el que entra sabe a lo que entra...) la mayoria fraudulenta, a menudo sexista y chabacana y siempre un TIMO. Se cobra bien, es verdad y eso es lo que preocupa a sus dueños, el lucro personal. Pues bien en ambos luego de dimitir de una forma civilizada o quizas ya antes, se leyeron mis MENSAJES PRIVADOS, se trocearon manipularon y se aventaron al populacho afin a los mafiosos para que se hiciera un Akelarre. Yo con mi gesto habiame convertido en un ENEMIGO , una cosa a la que apalear, el judio en el que centrar todos los males para que nadie viese la verdad, que aquello era un tinglado para sacar dinero unos pocos.
Si sirvió para algo o no salvo el espectaculo, el pan y circo, el alimetar egos de personas enfermas de tanto quererse a si mismas, no creo que sirviera de nada, los autos de fe son algo del pasado y alli se debian de quedar, no guardo rencor solo guardo la idea de que esto no puede ni debe de seguir así, ya está bien de engañar tantas veces a tanta gente, ya está bien de campar por sus anchas de gentes que como decía el poeta van apestando la tierra.
Estoy harto de tanto sinvergüenza, tanto canalla que se vanagloria de no se que, de tanto tiparraco que se cree juez, policia y verdugo, porque como decia Miguel Hernandez
LOS COBARDES

Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.