"Es un gran día para Irak", declaró el general estadounidense Jay Garner al desembarcar en Bagdad bombardeada y saqueada, como si su augusta aparición significara el fin milagroso de los mil y un problemas que agobian a la antigua Mesopotamia. Lo más asombroso no es tanto la indecencia de la expresión como el modo resignado, apático con el que los grandes medios cubrieron la llegada de quien bien merece la denominación de "procónsul de Estados Unidos". Como si ya no existiera el derecho internacional. Como si hubiéramos vuelto a la época de los mandatos . Como si fuera normal que en el siglo XXI Washington designe a un oficial (retirado) de las fuerzas armadas estadounidenses para gobernar un estado soberano?.
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El Atlas De Le Monde Diplomatique Edición española
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