Llegado el momento, el humo de las fábricas se verá más claro, en las universidades se cultivará la Nueva Ciencia, las oficinas públicas atenderán al público, habrá medicamentos en los hospitales y todos los niños, de todas las escuelas, en todas las aldeas de mi patria; se sentarán en pupitres y ya no sobre el piso de tierra apelmazada.
Se escuchará un cenzontle con canto de crepúsculo y el quetzal, como jade encendido y fulgurante, hará brillar el sudor de los campesinos y el filo de sus cansados azadones.
Se sabía desde hace el inicio de los tiempos: cuando llegue el momento, el 21 de diciembre del próximo año, comenzará la época en la que deben terminar nuestros pesares… Algunos guatemaltecos ya lo estamos esperando.