- Llegado el momento seré firme, se dijo.
Había repasado una y otra vez los sobrados argumentos que tenía para defender ese puesto. Los repetía dentro suyo, como buscando ganar confianza.
El tiempo corría, y en su marcha alimentaba la ansiedad.
Repentinamente su mirada se oscureció. Su pensamiento comenzó a viajar. Se detuvo en cada instante en que sumisa reconocía la capacidad de otro, un otro que finalmente ocuparía el lugar que le correspondía. Sintió que la historia se repetía.
Pero mucho había sucedido en estos tres años de su vida. Mucho dolor. Mucha experiencia ganada. Muchas ganas de sentir que estaba viva y ya no había nada que perder.
Esa mañana llegó decidida. Mostró al jurado las razones por las cuales era la persona indicada para estar ahí. Y se marchó a paso firme.
Los resultados de la postulación demorarían todavía unos cuantos días. Pero ella ya había ganado.