Estimados compañeros y compañeras:
Habiendo tantas cosas sobre qué escribir, no pude resistir la tentación de hacerlo sobre la última secuencia de posts (#121 - #125). Ya sabrán que no sé escribir historias de piratas(soy más ladronzuelo que pirata). No es mi intención ofender a nadie, así que espero que nadie se sienta de esa manera y si lo hace, que sepa perdonarme. El siguiente relato está dedicado a Capitán Blood, Dhrylia, Afrodita y Herroldch... y a Don Ricardo Güiraldes, quien me "prestó" algunas cosillas.
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Y en plena oscuridad, se encendió una luz. El navío dejó de ser madera errando por los mares. Hablamos muy poco, así era casi siempre; aunque aquella madrugada, la última antes de llegar a Guatemala, el Capitán dijo cosas memorables.
No recuerdo todos los detalles, el hecho es que navegábamos sin la Julieta prometida.
-Capitán, esas cosas no se piden, por nuestra reputación de piratas debimos secuestrarla.-
Respondió pensativo: -Sabrás que el amor por la fuerza es peor que las tempestades.-
Incrédulo aún, le pregunté: -¿Y la diosa de la vez pasada?-
Sonriendo bajo lo espeso de su barba: -Hay mujeres que dicen “sí” con la mirada.-
Llegamos a Puerto Barrios con los primeros aguaceros y, para cumplir todos los presagios, escuché la tibia canción de los guardabarrancos. El barco partió dibujando estelas sobre el agua y se fue… Se fue como quien se desangra.