Bueno, no perdamos el tiempo entonces:
Lo que me apetece en este momento, es dejarte. Mandarlo todo al diablo y comenzar de nuevo. Sí, comenzar de nuevo; sin miedo ni experiencia alguna. Disfrutando, aprendiendo, conociendo. Llegar a los lugares de siempre y maravillarme por sentirlos como algo jamás visto. Asignarle nombre a los sabores y un lugar específico sobre mi lengua que vendría a ser algo así como una memoria húmeda.
Olvidar lo ingrato, eso también me apetece. Olvidar que peleamos cada dos o tres segundos y que cada tres o cuatro, nos reconciliamos. Lo que me apetece, en este preciso momento, es dejar hasta los huesos para salir en pos de ti; de tu efigie y de tus sueños, como si de un poema se tratara: ¡Alumbra, Lumbre de alumbre!