Era la hora en que el primer rayo de sol hiere de muerte a la noche. Un sombra, se escabullía rápidamente alejándose de la escena. Día a día, o mejor dicho, noche a noche, saciaba furtivamente su necesidad. El parque era su lugar favorito, allí los amantes se escondían de las miradas ajenas. Lo mismo que el.
Eran los que más y mejor gusto en el paladar le dejaban. Al menos con ellos, cuando saciaba su sed, recordaba vagamente momentos vividos de un pasado muy, muy lejano.