En las plazas de los pueblos se respira, una sensación de paz, sobretodo cuando el sol llega a su cenit. Es entonces cuando a pesar del calor, la quietud invade toda la plaza y soportar el ambiente, bajo la sombra del roble, mitiga el sopor. Desde aquí, me llegan los olores que en la ciudad es imposible, ni tan siquiera soñarlos. ¿Por qué huiría ? ¿Por qué abandoné mis raíces? Aquí sentada, reflexionando, me parece imposible que yo sola tomara esa decisión....
Creo que ahora tome la correcta al volver, nunca en ningún lugar me he sentido como en casa, tan solo me siento en ella cuando deslizo mi cuerpo y mis pensamientos, bajo este el viejo roble.
*********
Vamos, vamos, ánimo !!!! mentes pensantes.....dadle al cerebrito !!