
Iniciado por
Moonraker
En las plazas de los pueblos se respira descanso y paz a las 3 de la tarde un caluroso día de mediados de julio, pero solamente es una tregua para comer y cumplir con la ancestral costumbre española de la siesta.
Esa tregua se romperá cuando, a medida que avance la tarde, cuando todo se vaya “invadiendo” de forma gradual y por el mismo orden. Primero será el bullicio de los niños con sus bicicletas, luego llegarán a ocupar sus bancos de piedra los “habituales”, los que están siempre de tertulia, casi formando parte del paisaje, y, finalmente, cuando el sol empiece a ponerse, llegaran los que un día se fueron, los “hijos del pueblo” que emigraron en busca de trabajo y de una vida mejor, y que, indefectiblemente, hacen que las plazas de esos pueblos casi abandonados de septiembre a junio se conviertan en pequeñas ciudades durante el verano.